Políticas
18/4/2021
Fernández y Rodríguez Larreta, sin plan frente a la pandemia
El trasfondo de una semana crítica. Panorama político de la semana.
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El sostenido crecimiento de los casos de coronavirus mostró la insuficiencia de las medidas dispuestas por el gobierno nacional la semana pasada. Con un sistema sanitario camino a la saturación, se vio obligado entonces a acentuar las restricciones para los comercios y a una ampliación de la veda nocturna (de 20 a 6).
Sin embargo, se siguen produciendo grandes aglomeraciones en el transporte público, lo que es inevitable en la medida en que funcionan como siempre (o intentan funcionar) los lugares de trabajo, “esenciales” y “no esenciales”. Si a esto le sumamos las demoras en la vacunación y el precario estado del sistema de salud, obtenemos un cóctel propicio para la multiplicación de los contagios y la pronunciación de la crisis.
En este contexto, el gobierno se vio obligado también a poner fin a las clases presenciales por quince días. Hasta el mismo día del anuncio, el ministro Nicolás Trotta sostenía que las aulas debían seguir abiertas y era tan partidario de ello como el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. La suspensión de clases dictada por el gobierno nacional fue un triunfo de la lucha de la docencia combativa, que el mismo día de los anuncios presidenciales había realizado un masivo paro en el Área Metropolitana.
En una actitud que recuerda el negacionismo frente a la pandemia del líder brasileño Jair Bolsonaro, Juntos por el Cambio armó un escándalo por la suspensión de las clases presenciales y afirmó que las aulas no son centros de contagio, contra todas las evidencias científicas. El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, presentó incluso un recurso ante la Corte Suprema. Pero en la reunión entre los dos mandatarios se intentó limar asperezas. Las diferencias no son tan de fondo. Mientras el jefe de gobierno desestima la gravedad del Covid-19 para la comunidad educativa, el presidente dice que los lugares de trabajo no son el problema. Ambos quieren sostener a toda costa una “normalidad” que hace agua por todos lados. Y ambos van siendo desbordados por los acontecimientos.
Los gobiernos, tanto nacional como provinciales, argumentan que detener la producción lesionaría la actividad económica. Pero la pandemia va haciendo su trabajo de todos modos: el ausentismo ha trepado fuertemente en las fábricas como resultado de los contagios. Toyota, por ejemplo, debió cerrar un turno entero.
Si no se adoptan medidas serias, el mismo problema que ahora se esquiva reaparecerá de manera agravada. Por eso, el Partido Obrero ha lanzado diez puntos para enfrentar la pandemia, que parten de la centralización del sistema de salud y la satisfacción de los reclamos de su personal. Y que incluyen el desarrollo de protocolos obreros, la lucha por su cumplimiento mediante la organización sindical, y la paralización de las actividades que correspondan. Al mismo tiempo, la prohibición de despidos y rebajas salariales, paritarias sin techo y un seguro al parado y a todas las personas sin ingreso de $40.000.
Este enfoque es opuesto al de los gobiernos, que anteponen los intereses de los grandes grupos empresarios a la salud de la población. Como señala un artículo de Juan García, “la crisis entre Larreta y Fernández refleja la incapacidad de todo el arco político patronal del país de proponer una salida frente a la gravedad de la segunda ola”.
Además de los docentes, los trabajadores de la salud de Neuquén han capturado la atención nacional por su enorme huelga con piquetes por una verdadera recomposición salarial, rechazando el insultante 15% de aumento pactado entre el gobierno provincial y las conducciones de UPCN y ATE (la inflación de este año se estima en un 50%). El jueves 15, masivas movilizaciones en toda la provincia expresaron su apoyo a la lucha.
La otra gran pelea del momento es por la libertad de los presos de Andalgalá. Doce compañeras y compañeros fueron detenidos en esa localidad catamarqueña, acusados en bloque y sin pruebas de daños y violación de domicilio. Se trata de una cacería de brujas contra la lucha de un pueblo contra la megaminería contaminante de la compañía Agua Rica, que intenta avanzar en un nuevo emprendimiento, con la complicidad del gobierno pejotista provincial.
Este sábado se llevaba a cabo una “caminata por la vida” en Andalgalá, mientras en todo el país empiezan a desenvolverse actividades solidarias. Vamos por la libertad de las compañeras y compañeros y por el triunfo de la huelga neuquina.
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