Políticas

28/10/2021

Editorial

La garantía del voto al FIT-U

Por una salida de los trabajadores, vení el sábado 16 hs a la Plaza de la Izquierda.

Las claves políticas de la semana dejaron una certeza invaluable. La relación con el FMI y las negociaciones para llegar a un acuerdo son un factor de peso en el desarrollo de la crisis política, ratificando lo que desde hace tiempo denunciamos desde la izquierda: el ajuste y la defensa de los intereses de la burguesía dominan la acción del gobierno. Y en todo caso algún choque menor como el control de precios, está al servicio de hacer pasar entre los trabajadores el rumbo general.

Si bien este accionar es compartido por el conjunto del régimen político (“las derechas” no cuestionan ese rumbo), no deja de ser significativo que este cuadro tendrá que desenvolverse con un oficialismo con profundas divisiones y crisis políticas en sus filas. En ese contexto, la conquista de bancadas de izquierda en el parlamento nacional y los concejos deliberantes toma una importancia mayúscula, en la medida en que serán peldaños y tribunas de lucha que siempre, sin importar otros intereses, estarán puestos al servicio de promover la intervención de los trabajadores en la crisis. En esa función ubica el Partido Obrero la campaña electoral.

Así es el FMI champagne

El domingo pasado, en el CCK, Martín Guzmán intentó mostrar su negociación con el Fondo Monetario Internacional como “un acto de soberanía”. La pose de defensor de intereses populares es solo una puesta en escena demostrada en el mismo discurso: el ministro negó las chances de “patear el tablero” y no pagar, para no aislar al país “del mundo” (Cronista, 24/10). En el mismo sentido opera el discurso del presidente en Morón, quien señaló que “no pagaremos con el hambre del pueblo”, mientras Guzmán vuelve a Washington para reunirse con Georgieva.

La consigna “Pagar, después de crecer” del acto de Morón está desmentida ahora mismo: el déficit primario (sin los U$D 4.350 millones que puso el mismo Fondo) hasta septiembre fue 1,3%, una proeza que supera los ajustes macristas. Y se hizo mandando polenta a los comedores, con el hambre del pueblo, robando a los jubilados, demoliendo el salario de los médicos y enfermeros, mientras pagaron hasta el último dólar al FMI. El pedido de bajar la sobretasas o extender el pago a 10 años, negado por el FMI, le permite al gobierno un ángulo para una agitación “nacionalista”, pero también responde a una necesidad concreta: el peronismo sabe que el golpe a fondo que terminará llevando adelante para cumplir los deseos del Fondo puede dar lugar a situaciones convulsivas.

Es que los pedidos del Fondo no se limitan a un brutal ajuste fiscal, ni tampoco a avanzar con nuevas reformas laborales y previsionales. Está también en la mira la cuestión cambiaria: el Fondo pide flexibilizar el cepo cambiario y garantizar la salida de capitales (7.500 millones de dólares de fondos especulativos quieren todavía salir del país), lo que conduce directamente a una devaluación de la moneda. El gobierno teme que una devaluación lo empuje al abismo. Estas exigencias colocan la política del gobierno de marchar a un acuerdo, en crisis.

El ministro, en su exposición, también hizo referencia a la cotización del dólar. Mostró demasiados pergaminos para asegurar que el peso no se depreciará en los próximos tiempos con un “blue” en su máximo histórico y una brecha que esta semana llegó al 97%. Como dijimos en Prensa Obrera (25/10), la devaluación se mantuvo en los parámetros del Presupuesto 2021 (menos del 20%) a costa del superávit comercial (producto de un alza en los precios de las commodities y la soja), que en septiembre fue U$D 1.667 millones. Además de dilapidar los 12.000 millones de dólares de balanza positiva que tuvo el período enero-septiembre, mantener la divisa requirió el endurecimiento del cepo que impulsa el BCRA. Ocurre que la bonanza se la llevan “cuatro vivos” como Cargill o Bunge. Que nueve de las diez familias más ricas de la Argentina aparezcan en los Pandora Papers no es casualidad (DiarioAr, 24/10). Tampoco que muchos de esos apellidos (Eurnekian, Bulgheroni, De Narváez) hayan tenido reuniones con el presidente y su entorno en el último mes.

Esto explica que la cartera superavitaria no se haya traducido en un planchazo de la inflación, que llegó al 52% interanual y al 37% en el 2021. El punto crítico para el gobierno y para la oposición que repite la cantinela de la “emisión por gasto social”, es que no hubo IFE, no hubo bono a los jubilados, hubo ajuste y contracción monetaria (emisión por debajo de la inflación) y esto no funcionó. El ajuste fracasó, mientras han acumulado una bomba de tiempo de deuda indexada y atada al dólar del Tesoro y otra bomba con las Leliqs que han quebrado al Banco Central, generando inflación y aproximando el riesgo de una crisis bancaria. Es la burguesía la que no encuentra una salida al margen de un ataque a las masas de tal magnitud que no atinan a darlo.

Nadie puede negar que el Presupuesto 2022 está dado por esa premisa y por el pago al Fondo: recortes en salud (20%) y educación superior (más del 7% y 45% de las Becas Progresar), tarifazos, subejecución de la obra pública, un 0,01% para protección de bosques.

El paquete de fuga, deuda, inflación y recortes no es casual, responde a la defensa de los intereses del capital financiero. Así es el FMI champagne, que junto con el gobierno y la oposición nos lleva, como denunció el spot de esta semana del Frente de Izquierda Unidad, a un “Juego del calamar”.

Al gusto de Julio A. Roca

Más allá del acuerdo con el Fondo, la semana dejó otro evento que muestra de qué lado está el régimen político. El envío de la Gendarmería a Río Negro y Chubut para desalentar y reprimir la recuperación de tierras del pueblo mapuche es toda una definición. En sintonía con esto, Cabandié explicó que el gobierno no se apartó de la querella contra los cinco imputados de la comunidad Lafken Winkul Mapu, acusados por “toma de tierras”. El gobierno, más allá de la demagogia contra los discursos como el de Lanata y Canal 13, actúa en sintonía con la agitación política de la derecha.

Resulta curioso de que el argumento nacionalista (“los mapuches no son argentinos” o “que Jones Huala vaya a la Cancillería mapuche”, como dijo textual Sergio Berni) no sea utilizado para defender a la Patagonia de los verdaderos usurpadores de tierra. Benetton tiene 900.000 hectáreas y Joseph Lewis hasta se apropió de una parte del Lago Escondido. La defensa de los terratenientes internacionales lleva a la estigmatización de los pueblos originarios. El envío de la Gendarmería marca una continuidad de la política que llevó al asesinato de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Como dijo esta semana Soraya Maicoño, referente de la comunidad Lof Quemquemtrew, “en la Patagonia sigue vigente la doctrina Bullrich” (DiarioAr,27/10).

A un año de la represión en Guernica y como Larreta hace unos días, el gobierno muestra una impronta definida: la tierra es para especular y su patria es el desalojo.

La procesión va por abajo en el movimiento obrero

Sabida es la tarea descomunal de contención de todas las variantes de la burocracia sindical y piquetera. La propia unidad futura de la CGT ha sido puesta, según palabras del moyanista Plaini, “para reforzar el apoyo al gobierno”. No se nos escapa que hay en ello un mensaje cifrado contra La Cámpora, pero es ante todo la confesión del peor de los pactos sociales: la entrega al ajuste y a la presión de la burguesía y el FMI de una nueva reforma laboral, aunque la hagan a la manera peronista. Ya dieron prueba en Toyota de eso y lo hacen aceptando la desvalorización del salario y todo tipo de atropellos sin lucha.

Pero no es casual que el movimiento antiburocrático le asestó dos golpes a la Celeste de Baradel, en las principales seccionales de Aten Neuquén y en Atech de Chubut. No es casual el surgimiento de internas combativas en UTA y de la tenaz continuidad del movimiento autoconvocado en ese gremio por los $150 mil de salario con nuevos piquetes, o la huelga de los choferes del transporte en Necochea, como no es casual el movimiento de activistas que surgen en los más diversos gremios industriales. Hay conflicto salarial en el Frigorífico Rioplatense. No es casual el paro de Cicop de 48 horas contra la miseria salarial del personal de salud contra Kicillof y tampoco que hasta la CTA degennarista ha tenido que movilizar contra el presupuesto 2022, para contener de alguna forma a su activo que vota en enormes porciones al Frente de Izquierda, mientras sus dirigentes apoyan al gobierno y firman paritarias ruinosas.

La procesión en el movimiento obrero va por abajo y tendrá, con seguridad, expresión en una victoria resonante para todo el movimiento obrero por parte de la Lista Negra del Sutna.

Con todo a la Plaza de la Izquierda con el PO

Más allá de las diferencias, todas las fuerzas patronales que ingresen al Congreso levantarán la mano para acordar con el FMI. Cualquier pedido de voto contra la derecha por parte del nacionalismo no es otra cosa que una impostura, en tanto se aprestan a una entrega al capital financiero a costa de un deterioro de las condiciones de vida de la población sin precedentes. Todos (y) Juntos, con algún matiz discursivo, defienden la tierra para los grandes especuladores. El voto al Frente de Izquierda es, en ese sentido, lo contrario: una garantía de que cada banca en el Congreso o en los concejos deliberantes estará puesta al servicio de enfrentar todos estos atropellos y defender los intereses de los trabajadores.

Esta perspectiva encuentra lugar en la campaña al FIT-U y tendrá el próximo sábado a las 16 hs un punto crucial. La Plaza de la Izquierda es un pronunciamiento contra todo el régimen que quiere que los trabajadores le paguen al Fondo Monetario con la salud, la educación y el salario. Es una instancia que servirá de impulso a todas las luchas en curso y a la pelea en todos los lugares de trabajo contra la burocracia sindical. Es una cita que servirá para resaltar la lucha contra el hambre y la pobreza que tiene al movimiento piquetero y al Polo Obrero a la cabeza.

Será un acto que defienda, en definitiva, la pelea del voto por una alternativa de los trabajadores, que permita darle una salida a una situación económica que solo trae penuria para quienes viven de su salario.

¿Hay, acaso, un desafío más apasionante?

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