Políticas

20/9/2024

Milei va por el desguace de Aerolíneas Argentinas

Quiere ir hacia una flybondización del servicio de transporte aéreo.

AA.

El presidente Milei le declaró la guerra a los trabajadores aeronáuticos. Busca imponer paritarias de pobreza y un plan de despidos, como parte de su intento de ir hacia la privatización de Aerolíneas Argentinas e Intercargo y dar rienda suelta a la expansión de los negocios de empresas lowcost como Flybondi. El criminal-libertario quiere emular a su ídolo Carlos Menem, cuyo gobierno privatizó Aerolíneas en 1990. Milei dice que, avanzando por este camino, el servicio aéreo mejorará notablemente. Pero la experiencia histórica demuestra lo contrario.

Privatización y vaciamiento de Aerolíneas Argentinas

La privatización menemista benefició a Iberia, empresa estatal española que adquirió AA endeudándose y trasladándole el pasivo. Los capitalistas españoles destruyeron todo: vendieron oficinas, los simuladores de vuelo, las 28 aeronaves que conformaban la flota y desmantelaron talleres, rutas y escalas. Asimismo, atacaron a los trabajadores con despidos, rebajas salariales y con una modificación negativa de los convenios colectivos de trabajo. Y terminaron por dejar un patrimonio negativo millonario.

En 2001, Fernando De la Rúa, a quien Milei acaba de homenajear presentando un presupuesto nacional de ajuste parecido al que el gobierno aliancista promovió en esa época, entregó la empresa al grupo español Marsans. Esta compañía profundizó el vaciamiento, no sin arremeter contra los derechos de los trabajadores e incurriendo en corruptelas. La privatización de Aerolíneas significó un negoción para un puñado capitalistas; no redundó en una mejora del servicio sino más bien en un atraso para el país.

Tras la reestatización de AA, que tuvo lugar en 2008 y fue llevada adelante por el gobierno de Cristina Kirchner, hubo pequeñas mejoras pero los problemas de raíz persistieron y el ajuste continuó: los aportes del Estado nacional a la empresa significaron el 0,73% del presupuesto nacional en 2009, y el 0,17 en 2014, año en el que CFK y Kicillof implementaron una megadevaluación. Mientras esto ocurría, Julio De Vido y Ricardo Jaime, exfuncionarios del gobierno K, fueron imputados por comprar aviones con sobreprecios y mediante un financiamiento a tasas exorbitantes.

Mauricio Macri también administró turbiamente AA, lo que llevó a que su familia sea investigada judicialmente. Bajo su mandato, la empresa fue forzada a competir con otras vendiendo pasajes por debajo de sus costos y acumuló deudas con YPF. La combinación de todos estos factores y de otros que no nos detendremos a analizar en este artículo configuró el déficit de Aerolíneas que tanto denuncia Milei.

Los libertarios explotan el fiasco del estatismo capitalista para proponer medidas reaccionarias que fracasaron estrepitosamente en el pasado. Bien distinto sería si los trabajadores controlaran la empresa, pues organizarían su funcionamiento a partir de las necesidades sociales de la mayoría de la población y no de criterios de rentabilidad.

Flybondización

Como se ve, la implementación de la política propuesta por Milei llevaría al desguace del servicio aéreo. Es que los capitalistas solo buscan aumentar sus ganancias, explotando las rutas más rentables e implementando medidas vaciadoras; poco les importa lograr una conexión territorial que sirva para desarrollar las fuerzas productivas del país. La privatización de Aerolíneas Argentinas, asimismo, vendría de la mano de una expansión de los negocios de las empresas lowcost. En esta línea, el gobierno acaba de habilitar a Flybondi –que comenzó a operar bajo Macri– dar servicio de handling (equipaje, carga y rampa) a otras compañías aéreas –asestándole un golpe a Intercargo– y en julio decretó la desregulación aerocomercial.

Un copamiento del servicio aéreo por parte de las lowcost implicaría un retroceso mayúsculo. Las lowcost son conocidas por tener planteles de trabajadores ultraprecarizados, controles laxos –no contemplan tiempos de contingencia y la higienización de los aviones es superficial– y menor seguridad y garantías para los pasajeros –suelen alquilar aviones usados, etc. En Semana Santa, Flybondi canceló 22 vuelos, convirtiéndose en la aerolínea que más vuelos suspende en el mundo. En 2018, tras un mes de operaciones, canceló 124 vuelos y dispuso un aterrizaje de emergencia en Ezeiza por un desperfecto técnico.

Ese mismo año, un avión de Flybondi tuvo que abortar un despegue debido a un “tailstrike” –contacto anormal de la cola con la pista. En 2024 ocurrió lo mismo en Mar del Plata. Y estos no son los únicos hechos que demuestran que lowcost es sinónimo de inseguridad aérea. Flybondi fue multada en Brasil por cuestiones relacionadas con la seguridad de la aviación. En Argentina, un técnico fue despedido por la empresa tras denunciar que un avión no estaba en condiciones de volar. Por otro lado, las lowcost hacen enormes negociados parasitarios: cubren sus dolarizados costos pidiéndole divisas al Banco Central y al tener sus sedes fiscales en el exterior “hacen negocios financieros con el dólar que el Estado les da a través del contado con liqui o bonos de deuda” (Página 12, 7/1).

Habida cuenta el retroceso y los peligros que acarrea, los trabajadores no podemos permitir que Milei establezca el imperio de Flybondi y las lowcost en el servicio de transporte aéreo.

La lucha de los aeronáuticos

En este marco, la lucha de los aeronáuticos es en extremo progresiva. No solo persiguen que sus salarios recuperen lo perdido frente a la inflación acumulada y derrotar el plan de despidos que dejaría a decenas familias sin sustento. Lo suyo también es una pelea por evitar el desmantelamiento total de Aerolíneas Argentinas y la flybondización de los cielos cuya implementación pondría en riesgo la vida de muchísimas más personas.

El gobierno arremetió contra el paro aeronáutico declarando esencial la actividad, una medida que pretende aplicar contra casi todos los gremios, y amenazando con ceder el control de AA a empresas extranjeras. Es secundado en su campaña antiobrera por sus periodistas-acólitos de La Nación y TN.

La salida pasa por colocar Aerolíneas Argentinas e Intercargo en manos de sus trabajadores. Rechazamos las privatizaciones y las estatizaciones burguesas.

Viva la lucha de los trabajadores aeronáuticos.

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