Políticas

23/11/2023

¿Por dónde pasa el recorte del gasto público que promete Milei?

El “libertario” quiere llevar adelante un duro plan de ajuste contra los trabajadores.

Milei.

El presidente electo Javier Milei, cuya gestión comenzará el 10 de diciembre, planteó que la prioridad de su gobierno será avanzar en una reducción draconiana del gasto público. ¿Por dónde pasa el recorte que promete Milei y qué implica desde el punto de vista de la clase trabajadora?

Tarifazos

La cuestión tarifaria (combustible, agua, luz, electricidad, transporte) es determinante para la vida económica y social tomada de conjunto. Como vía para achicar el déficit fiscal, Milei propone reducir gradualmente los subsidios a las tarifas, bajar los impuestos relacionados a la exportación de hidrocarburos y una suba de los combustibles en los surtidores.

La quita de subsidios derivaría en un aumento de las tarifas. Milei quiere confundir a los trabajadores, diciendo que el ajuste lo pagaría “la política”. Para preservar la tasa de beneficio capitalista, el gobierno de Milei habilitará mayores tarifazos (a libro cerrado), lo que impactaría de lleno sobre el bolsillo de los trabajadores.

A esto se añade la eliminación de las retenciones a la exportación de hidrocarburos y el traslado de los precios internacionales de los combustibles al mercado interno. El paquete, de conjunto, es fuertemente inflacionario; y está en línea con la política de aumentazos que viene desenvolviendo el Frente de Todos con Sergio Massa a la cabeza.

Obra pública

En relación a la obra pública, Milei sostiene que suspenderá todas las obras que están en curso, que irá hacia una política de recortes, y que la colocará en manos del sector privado. O sea, llevaría al paroxismo la política de ajuste del presupuesto de obra pública desarrollada por el peronismo, lo que provocaría un agravamiento de la crisis habitacional, sanitaria, de infraestructura escolar, etcétera. En Argentina, esto implicaría el abandono de unas 3.500 obras, la pérdida de alrededor de 200.000 puestos de trabajo directos y la caída de miles de empleos indirectos.

La clase obrera argentina necesita que se arreglen y construyan escuelas, que se instalen sistemas de cloacas en los barrios que los necesiten, que se arreglen las calles, que se construyan rutas, que se implemente un plan de viviendas, que se arreglen y construyan hospitales, etc. Solo un gobierno de trabajadores con una economía planificada puede atender estos problemas.

Las contradicciones entre el programa de Milei y las necesidades de los trabajadores son profundas. Bajo un gobierno “libertario” solo se avanzaría en el desarrollo de obra pública si este es redituable para algún sector capitalista. Diana Mondino, futura canciller de Milei, dijo que “los vecinos deberían hacerse cloacas si no hay una empresa interesada en hacerlo”.

Milei quiere emular el “modelo” que prima en Chile, en el que las prioridades de la política de obra pública las define el gobierno en función del beneficio capitalista. Es una fuente enorme de lucro para las patronales; por ejemplo, si una empresa construye una autopista tiene derecho a cobrar peajes por los siguientes 20 o 35 años.

Se trata de un esquema que no ha dado salida a los enormes problemas de las masas. La obra pública en el país trasandino no llega siempre a las áreas más lejanas e insulares; la crisis habitacional afecta a 3,5 millones de personas; los estudiantes se han manifestado en varias oportunidades en reclamo de mejoras edilicias para los colegios, hay barrios que deben urbanizarse de manera urgente, etcétera.

Puestos de trabajo, salarios y planes sociales

Milei también propone rebajar el “gasto público” despidiendo trabajadores y reduciendo los planes sociales. Tiene en carpeta avanzar en cesantías de trabajadores estatales; en esta línea ajustadora, acaba de poner en duda el pago del aguinaldo para el sector público. En ATE, en este marco, ya se empezó a desenvolver un proceso de deliberación.

A la vez, pretende atacar a los beneficiarios de planes sociales. Si bien no aclaró qué forma concreta adquiriría su política, es claro que tendrá un contenido reaccionario. Milei podría aplicar una reducción de los montos de los planes sociales (a través de la disminución del salario mínimo, por ejemplo), un ajuste sobre las partidas destinadas a la compra de alimentos para los comedores populares, una transformación de planes en trabajo chatarra, entre otras medidas.

Por otro lado, su propuesta de privatizar YPF o medios de comunicación como Télam, TV Pública o Radio Nacional, traería consigo despidos. Por eso es que Sipreba (Sindicato de Prensa de Buenos Aires) convocó a asambleas.

Jubilaciones

Además, pretende arremeter contra los jubilados. Milei cuenta con la ventaja de que el gobierno Massa-CFK ya atacó duramente las jubilaciones, que aumentaron muy por debajo de la inflación. El próximo gobierno, por otro lado, puede no renovar el otorgamiento de ingresos extra (bono de $55.000, prestación alimentaria del Pami, entre otros) que dispuso la gestión actual. De alguna u otra forma, el libertario tiene resuelta buena parte del ajuste antijubilatorio.

A su vez, no sólo alentaría a que trabajadores se jubilen anticipadamente, sino que buscaría avanzar en la implementación de una reforma previsional reaccionaria. Para eso nombraría como asesor en la Anses a uno de los autores de la reforma jubilatoria en México, que dio lugar a un régimen de cajas privadas con el que los capitalistas hicieron pingües negocios financieros con los ahorros de los trabajadores.

Leliqs

El facho afirmó también que la reducción del gasto requiere desarmar el déficit cuasifiscal que tiene el BCRA, que se ha agigantado bajo el gobierno del Frente de Todos, lo que crearía todas las condiciones para el desarrollo de una hiperinflación.

Milei no detalló cómo piensa hacerlo, pero los bancos ya le hicieron una propuesta que incluye ir hacia rebajas graduales de las tasas de interés, a costa de abaratar a la par la remuneración de los plazos fijos; una medida que afectaría a los depositantes. De todas maneras, la búsqueda de cobertura frente a futuras devaluaciones no deja de incentivar a que los especuladores abandonen sus colocaciones en Leliqs para pasarse al dólar, agravando la depreciación del peso.

Estamos ante un programa rabiosamente capitalista, cuya aplicación supone golpear duramente a los trabajadores, que tendrán que salir a pelear por sus propios reclamos. También es un factor de crisis y sacudones políticos: algunos gobernadores salieron a quejarse de la tentativa mileísta de paralizar la obra pública, a la vez que reclaman que no se corten las transferencias a las provincias.

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