El sistema de salud argentino está en crisis. A los problemas edilicios de los hospitales, a las falencias en la atención de la población, y a los bajos salarios del sector, que se combinan con una creciente precarización laboral, se sumó una escasez de médicos a nivel nacional.

Este fenómeno fue reconocido por las propias autoridades del gobierno. Durante una visita a Salta, la ministra de Salud Carla Vizzotti manifestó su “preocupación” sobre este problema en la provincia. Allí hubo importantes luchas de trabajadores autoconvocados de la salud por una recomposición salarial y por la conquista de diversas reivindicaciones.

Si bien se trata de un problema que se ha extendido al conjunto de las especialidades, la falta de médicos está afectando principalmente a las áreas de clínica médica, neonatología y pediatría (Ámbito, 13/12).

Es común que los jóvenes rechacen incorporarse a la planta de salud. Esto porque los salarios son bajos, el pluriempleo y los ritmos de trabajo extenuantes son la norma, e impera la precarización laboral. Muchos trabajadores, asimismo, migran desde el sistema público hacia el sector privado. Otros, como los profesionales extranjeros, decidieron regresar a sus países debido a la crisis económico-social de Argentina.

Este cuadro es un producto de la política de ajuste que están llevando adelante los mandatarios provinciales, y también el gobierno nacional, como lo demostró la lucha del Hospital Posadas. La aprobación del Presupuesto 2023 de Sergio Massa y el FMI significó un agudizamiento de esta orientación, toda vez que aquel contiene nuevos recortes en salud.

El carácter reaccionario de esta política es total, más teniendo en cuenta que Argentina está asistiendo a un incremento de los casos de Covid-19. Durante la semana pasada, estos se duplicaron y hay casi 30.000 nuevos contagios; entretanto, el 85% de las personas diagnosticadas de coronavirus residen en el AMBA (Infobae, 13/12).

Esta ofensiva contra la salud pública es compartida por la oposición derechista.

Un estudio realizado por la Auditoría de la Ciudad de Buenos Aires reveló que se está profundizando el vaciamiento sanitario en los hospitales públicos de CABA. Entre los problemas que aborda el trabajo se destacan la demora para cubrir las vacantes de cargos efectivos, el retraso en la realización de análisis clínicos, y los límites que existen a la hora de designar turnos o registrar información.

Por ejemplo, el Hospital de Niños o el Hospital Udaondo, adolecen de la falta de un sistema online o telefónico para la asignación de turnos; la misma se realiza únicamente de manera presencial, lo que dificulta el acceso a la atención de muchísimas familias.

En el Hospital Fernández, por otro lado, se demoró casi dos años en cubrir el puesto de jefe de Hemocitología. En el Hospital Tornú, la jefatura de la Sección Micobacterias “se encuentra vacante hace más de 15 años” (Tiempo Argentino, 12/12).

Todo esto muestra la justeza de las luchas que los trabajadores de la salud han desenvuelto este último tiempo en varias regiones. Provincias como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Chaco y Salta fueron testigos de importantes movilizaciones y procesos asamblearios contra el ajuste en los salarios y la salud. Algunas de ellas han triunfado, como la de los residentes y concurrentes porteños, que le arrancaron al gobierno de Larreta una paritaria histórica.

Apoyemos esta pelea por mejores salarios, por el pase a la carrera profesional, contra la precarización laboral y por la defensa de la salud de toda la población.

https://prensaobrera.com/politicas/a-tres-anos-de-la-asuncion-del-frente-de-todos-un-fracaso-que-no-es-solo-del-gobierno