Políticas
10/12/2025
Extranjerización de tierras y carta blanca a los incendios forestales
Otra arista de la reforma de Milei, favorece la apropiación terrateniente de privados del exterior y el cambio de uso de suelo.
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Lago Escondido.
El gobierno de Milei enviará al Congreso un proyecto de reforma de la Ley de Tierras –para eliminar los límites a la compra de tierra por parte de extranjeros– y del régimen de Manejo del Fuego, confeccionado por el Consejo de Mayo. Se trata de iniciativas en beneficio de los terratenientes, sojeros, petroleros y grupos inmobiliarios, a los que se les quiere permitir la expansión de sus negocios con el acaparamiento de una mayor cantidad de hectáreas y en regiones afectadas por incendios.
El proyecto, por un lado, estipula la liberación de la compra de tierras por parte de privados extranjeros, barriendo las restricciones sobre las zonas fronterizas, con la consecuente pérdida de control del Estado argentino. La adquisición por parte de entes estatales foráneos quedará sujeta a una “autorización previa”, ya que, si bien el gobierno está rifando las riquezas del país al capital imperialista, busca establecer un reaseguro contra la posibilidad de una mayor injerencia de China. Por el otro, estipula la derogación de las modificaciones introducidas en el régimen de Manejo del Fuego, que imposibilitaban modificar el uso productivo de un campo durante 30 a 60 años después de un incendio.
Ni bien asumió la presidencia, Milei derogó la Ley de Tierras y eliminó por decreto el límite de compra de hectáreas para extranjeros. Poco tiempo después, tuvo que recular tras un fallo judicial. La ley fue sancionada en 2011, bajo el gobierno de Cristina Kirchner, con el objetivo de “defender la soberanía”. Sin embargo, no revirtió ni el acaparamiento ni la monopolización capitalista de la tierra y a menudo fue burlada por empresarios y ricos mediante la triangulación de fideicomisos y el uso de testaferros. Macri, más tarde, otorgaría más prerrogativas a los terratenientes.
El gobierno libertario impulsa esta política bajo el pretexto de “alentar la inversión”. Los terratenientes ya poseen miles de hectáreas de tierra, que explotan en función del desarrollo de sus emprendimientos capitalistas; con la modificación de la ley, podrían adquirir más, quedándose con nuevas riquezas. En el segundo caso, los “productores” tendrán vía libre para reorientar sus negocios en aquellas zonas afectadas por incendios, que muchas veces son intencionales. Esto ocurre cuando en Argentina el acaparamiento capitalista de las tierras se viene profundizando.
Según el registro nacional de tierras, el 5,57% del territorio rural argentino está en manos de extranjeros: se trata de 12,5 millones de hectáreas, o el equivalente a 626 veces la superficie de CABA. La usurpación foránea de tierras alcanza picos en provincias como Salta, Misiones, San Juan y Corrientes. Los estadounidenses son los que más tierras poseen, con 2,7 millones de hectáreas; en segundo lugar se ubican los italianos, con poco más de 2 millones; y en tercer lugar los españoles, con aproximadamente 1,8 millones. A estos les siguen los franceses, canadienses, suizos, holandeses, chilenos y uruguayos, con sus miles de hectáreas.
Con todo, este panorama representa apenas una aproximación, ya que Macri impuso una modificación de la ley permitiendo que, en el registro de tierras, empresas extranjeras puedan ser consideradas nacionales según criterios de composición accionaria. Por ejemplo, en el Departamento Lácar, en Neuquén, la concentración extranjera de tierra asciende al 54% (256.914 hectáreas). En Neuquén, en el Departamento Pilcaniyeu, donde la Corona de Holanda compró una estancia y operan capitales suizos, la misma llega al 10,4% (95.250 hectáreas).
En la Patagonia, capitales qataríes, británicos y emiratíes lideran el ranking de apropiación de tierras; en total, cuatro grupos internacionales tienen el equivalente a seis veces la superficie de CABA. En el tramo de la Ruta Nacional 40, que enlaza Bariloche con El Bolsón, importantes extensiones de tierras han devenido en polos turísticos para millonarios. “Los extranjeros, principalmente árabes y británicos, se han instalado en zonas con bosques nativos, ríos, glaciares y montañas, violando varias leyes nacionales, como la Ley de Bosques Nativos, que protege áreas clave para la biodiversidad” (Tiempo Argentino, 27/7).
En Río Negro, el gobernador Weretilneck dio luz verde a la construcción de hidroeléctricas en tierras adquiridas por el emir de Qatar, a quien también se le entregaron las nacientes del Río Chubut, lo que implica el control del flujo hídrico del cauce que recorre 800 km y abastece de agua a numerosas poblaciones y comunidades. Los fondos soberanos árabes (Qatar, Emiratos Árabes) vienen usurpando las tierras del sur, especialmente para dedicarlas al turismo VIP, cotos de caza y ganadería extensiva.
Un mapa general de apropiación de tierras, con el desenvolvimiento de negocios capitalistas que implica, fue confeccionado por el diario Perfil. El estanciero británico y dueño del club Tottenham, Joe Lewis, que tiene negocios varios (por ejemplo, la hidroeléctrica Río Escondido), posee unas 12 mil hectáreas y un lujoso club de campo con canchas deportivas y jardines y una mansión en Lago Escondido –al que nadie puede tener acceso.
High Luck Group Argentina, empresa de capitales chinos que opera en el negocio petrolífero-gasífero, tiene 1.148.000 hectáreas con concesiones en Salta. Los italianos Benetton, por su parte, poseen 920 mil hectáreas (Chubut, Santa Cruz, Río Negro y Buenos Aires) y participan en negocios ganaderos, forestales y energéticos. Integra Lithium, compañía que forma parte del conglomerado comandado por José Luis Manzano, tiene 573.000 hectáreas y está metida en el rubro del litio. Cresud, de Eduardo Elsztain, es dueña de 538.822 hectáreas y se dedica al negocio agropecuario como parte de un conglomerado que también desarrolla actividades en el mercado inmobiliario. Y la lista sigue, con destacados personajes como Pérez Companc, los Grobo y Eurnekián.
En cuanto al régimen de Manejo del Fuego, la reorientación productiva es un premio a los capitalistas que, muchas veces, son los mismos que impulsan incendios para acomodar el uso del suelo a los negocios del momento –en las provincias mencionadas, por ejemplo. Milei, además, viene ajustando el presupuesto del Sistema Nacional del Manejo del Fuego; no por nada, los incendios que tuvieron lugar en varias provincias se descontrolaron y debieron ser enfrentados por bomberos en condiciones de superexplotación. En la Patagonia, el mes pasado, intensos vientos e incendios pusieron de manifiesto el estado de desinversión imperante.
De conjunto, estamos ante medidas en beneficio de los grupos capitalistas sojeros, petroleros, mineros e inmobiliarios, entre otros. Su avance vendrá de la mano de una confrontación mayor contra los pueblos originarios, que padecen desde antaño a los usurpadores burgueses, como lo demuestra también el intento del gobierno de imponer una ley para facilitar los desalojos.
Hay que salir a luchar contra el gobierno entreguista.
