Políticas
26/9/2024
Editorial
Fuera Milei y su veto
Este miércoles 2 ganemos las calles por la universidad, los jubilados, el salario, contra los despidos, los tarifazos, y los palos y gases de Bullrich.
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Concentración del 23 de abril en Plaza de Mayo.
Este miércoles 2 de octubre habrá a lo largo de todo el país movilizaciones y concentraciones en defensa de la universidad pública y en especial contra el anunciado veto de Milei a la ley que otorga fondos a las universidades para atender demandas salariales y sostener el funcionamiento de las mismas; la ley fue votada mayoritariamente por ambas cámaras.
Al 2 de octubre se llega con un paro de los docentes universitarios el 26 y 27, de nodocentes, y de agitación y acciones conjuntas de estudiantes y docentes en muchas casas de estudio. A su vez Ctera ha declarado un paro nacional para ese miércoles 2 y una asamblea general convocada en forma conjunta por la Junta Interna de ATE y la Asociación de Profesionales del Hospital Garrahan –que está en un plan de lucha por salarios- resolvió parar el 2 y marchar confluyendo con la movilización universitaria de ese día. Es decir, hay una gran agitación para fortalecer la jornada del 2 en todo el país.
Está muy fresca en la memoria colectiva la extraordinaria movilización de un millón de personas el pasado 23 de abril con el mismo propósito de defensa de la universidad. Entre ambas convocatorias la situación del país, del gobierno y de la inmensa mayoría de quienes habitan Argentina ha empeorado.
Cuando se haga la marcha ya se conocerán los índices de pobreza del primer semestre del año, es decir, enteramente bajo el gobierno de Milei. Los pronósticos van del 50 al 55%, con sectores que llegan al 70% -donde están mayoritariamente la niñez y la juventud. Es decir que en seis meses Milei habría logrado hacer crecer la pobreza en la misma proporción que la suma de lo que la aumentaron Macri y los Fernández en ocho años.
Se llega con el veto presidencial a un aumento miserable a los jubilados, como parte de un ataque que incluye la quita de descuentos en medicamentos, lo que coloca a millones de jubilados en el dilema de comprar comida o remedios, ambos necesarios para vivir. Son los mismos jubilados que son apaleados y gaseados cuando salen a reclamar. Un verdadero calvario.
Se llega con tarifazos en el transporte, luz, gas, comunicación, que terminan consumiendo salarios que han perdido frente a la inflación. Se llega con un aumento de la desocupación, como resultado de una caída de la actividad económica de carácter histórico y catastrófico: 6,3% si no se cuenta la actividad agraria. Solo la industria metalúrgica cayó el 10,2% en relación al año anterior. Es decir, se llega con un cuadro recesivo.
Todo ello explica lo caída del apoyo al gobierno y sobre todo a Javier Milei que reflejan absolutamente todas las encuestas; la del Instituto Di Tella agrega que la confianza en el gobierno cayó 15 puntos en un mes y lo coloca cerca del índice que augura una derrota electoral. Cuando se pregunta a los encuestados a quiénes responsabilizan por la situación el nombre de Milei es el que más suena, superando a “gobierno actual” y “gobierno anterior”. Las encuestas corroboraron un dato incuestionable: la caída abismal del rating en la cadena nacional del pasado 15 de setiembre cuando obtuvo menos de la tercera parte de lo que había medido en la del 1 de marzo (16,4 a 51 respectivamente).
El “plan” Caputo-Milei en la mira
Este es el marco en que el fracaso de la política económica del gobierno empieza a preocupar a propios y ajenos. Hay dos hechos relevantes que muestran el alcance de la crisis. Uno es el reciente DNU 846 por el cual el gobierno dispuso la posibilidad de realizar canjes de deuda sin importar la moneda de origen y final, ni el cumplimiento de requisitos que planteen mejoras en los plazos, montos y tasas, y sin que sean aprobados por el Congreso Nacional. El gobierno ha declarado de hecho su incapacidad para cumplir con el endeudamiento actual, hacer frente al pago no solo de capital sino también de intereses y se declara dispuesto a los requerimientos leoninos para declararse en default, lo que solo hacen quienes están para caer en la cesación de pagos. La noticia fue calificada por la bolsa neoyorquina con una caída de los bonos argentinos el mismo día que Milei tocaba la campana para dar inicio a la rueda de negocios y se sacaba fotos exaltado. Que el decreto haya salido mientras está en marcha un blanqueo de capitales para fortalecer las reservas revela la poca expectativa en que los dólares terminen quedándose en el país.
La presentación del presupuesto 2025 y el déficit 0 recordó la ley de déficit 0 de De la Rúa cinco meses antes de salir en helicóptero de la Rosada, las similitudes siguen –y no solo por Bullrich, Sturzenegger, etc.-: el “Chupete” inauguró 2001 felicitándose por el megacanje… que terminó en default.
La otra noticia es el casi seguro desistimiento de la petrolera estatal malaya Petronas para instalar una planta de GNL junto a YPF, una inversión que alcanzaría los 30.000 millones de dólares. En la aún no confirmada decisión de Petronas habría influido la inseguridad en que el gobierno tenga las condiciones para levantar el cepo y permitir la repatriación de utilidades.
Para más Milei anunció en Nueva York que el cepo sería levantado cuando la inflación llegue a 0 lo cual no parece posible en los próximos años –el mismo Milei plantea en el presupuesto dibujado una inflación del 18% para 2025. El levantamiento del cepo y la devaluación del peso es una bandera que levantan por motivos diversos desde el FMI a sectores del capital agrario e industrial ante la caída de las reservas y la imposibilidad de Argentina –y sus capitalistas- de recurrir al mercado de capitales, es decir, de acceder al crédito a no ser pagando tasas de usura. El gobierno teme que la devaluación lo haga estallar por los aires como resultado de un salto en la inflación, las presiones para que devalúe se van a convertir en crisis políticas de mayor envergadura que pondrán en duda la continuidad del propio Milei.
El peronismo al auxilio
Es por todo ello que la caída de Milei en la encuestas ocupa el centro de los análisis, porque no es un tema menor. Milei estaría dilapidando su principal capital, del cual se vanagloriaba en sus giras por los cenáculos derechistas: su capacidad para producir un brutal ajuste, hambrear a los argentinos y no perder el consenso popular. Sin otros recursos propios a la vista –diputados, senadores, gobernadores, jueces, etc. de su propio palo- entró a negociar con la “casta” conformando la minoría para validar el veto contra los jubilados, o con la burocracia sindical a cambio de frenar proyectos contra ella, o con los gobernadores a cambio de promesas de obras públicas. La emergencia de un gobierno bonapartista, que el mismo Milei agitaba amenazando con movilizar a su base electoral o con plebiscitos, consultas populares, coimas y otras yerbas, para sortear su minoría “institucional” e imponerse a las otras fuerzas políticas, hoy parece liquidada. Cada vez más depende de acuerdos, roscas, etc. que tienen su centro en el Parlamento. Es decir, hay una suerte de parlamentarización de la situación política. Por eso el papel de la oposición es clave.
Milei logró validar su veto a los jubilados –y ahora pretende hacer lo mismo a la universidad- con el concurso de los diputados del PRO y de cinco radicales que se dieron vuelta como una media para que el gobierno no saliera derrotado. Esa colaboración está llevando al PRO y la UCR a niveles marginales en la intención de voto según la mayoría de las encuestas.
El propio Papa se “inmiscuyó” en la política nacional para criticar la represión y defender a los movimientos sociales, consciente que el ajuste del gobierno y la bronca creciente como resultado del mismo requiere de una malla de contención que el gobierno quiere destruir.
El principal sostén de Milei es el peronismo. Por un lado con los gobernadores e intendentes que ejecutan la motosierra en sus distritos. Pero sin dudas el papel de la burocracia sindical es central: dejó pasar la ley Bases con el capítulo de la reforma laboral que acaba de ser reglamentado y que avanza contra las indemnizaciones, el derecho a huelga –bloqueos- y con la precariedad laboral. A su vez dejó pasar el mazazo a las jubilaciones, el quite del derecho de huelga a los docentes, el cierre de dependencias, el derrumbe del salario, etc. sin convocar a paros y mucho menos a un plan de lucha. UPCN llegó a firmar un acuerdo salarial para todos los estatales del 2% para septiembre, el 1% para octubre y 0% para el resto del año.
En los últimos días reaparecieron Cristina y Máximo Kirchner. CFK empezó a polemizar con Milei pero se cuidó en concentrarse en los fracasos económicos, mientras defendía una agenda reaccionaria contra los docentes y los movimientos piqueteros, se convirtió en asesora de la “juventud sindical” para llamarla a no hacer medidas de lucha que la malquisten con la población. Es decir, bancarse las agresiones contra los trabajadores sin chistar, polemizando vía tuiter mientras el liberfacho hace el trabajo sucio.
Más lejos fue su hijo Máximo que directamente llamó a los militantes de La Cámpora a “no patalear” por el veto “porque es un derecho constitucional” y dedicarse a preparar la campaña electoral del 2025. El compromiso del peronismo y de su ala “nacional y popular” con el sostenimiento de Milei en el peor momento de este, cuando su base electoral se va diluyendo al calor de la brutalidad del deterioro de las condiciones de vida, es una confesión de que es una fuerza política enemiga de los intereses populares, y que debe ser superada con una organización de los trabajadores delimitada de ella.
A la calle por la universidad, contra el veto y para derrotar a Milei
Está cada vez más claro que sacarse de encima a Milei y su gobierno, derrotar su política de hambre, recesión y represión requiere una intervención de los trabajadores, con un programa propio –no como furgón de cola de los devaluadores. Preparar la huelga general, con deliberaciones, asambleas, plenarios de delegados. tiene ese objetivo.
La primera tarea es derrotar el veto de Milei el próximo 2 de octubre. Reclamamos un paro activo nacional para ese día y un plan de lucha para derrotar a Milei en toda la línea. Ganar las calles, agitar fuertemente la convocatoria, organizarla es un eje para todo el activismo que quiere enfrentar al gobierno.