Políticas
9/8/2024
La “ficha limpia” de los corruptos que hambrean al pueblo
El PRO y La Libertad Avanza presentaron proyectos para prohibir a los candidatos que tienen sentencias que no están firmes.
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El Congreso.
Este martes, los bloques políticos patronales comenzaron a discutir, en un plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y Justicia, dos proyectos de “Ficha Limpia” con los que se busca prohibir candidatos que tienen sentencias que no están firmes. Se trata, como veremos, de un régimen que no terminará con el carácter corrupto de los partidos capitalistas.
El primer proyecto fue presentado por el PRO, que hace años intenta instalar el tema en agenda. El mismo prohíbe presentarse a cargos electivos a aquellas personas que hayan sido condenadas en una causa por corrupción y exige que la condena sea ratificada por un segundo tribunal.
El segundo fue presentado por La Libertad Avanza, que no quiso regalarle la cancha al partido amarillo. A diferencia de la otra iniciativa, la versión libertaria prohíbe las candidaturas para aquellas personas que tengan una condena en primera instancia –incluso si la pena queda en suspenso– y además de causas por corrupción contempla delitos relacionados al “orden”, la “libertad”, entre otros.
El debate gira alrededor de la instancia mínima de condena que se habilita para dar de baja una candidatura. Habrá que ver cómo progresa la rosca política; por lo pronto, un sector del radicalismo apoya la iniciativa oficialista y otro respalda el proyecto del PRO. Los libertarios buscarán hacer pasar su proyecto para anotarse una victoria y mostrar que están cumpliendo su promesa de promover una reforma electoral y de “combatir” la corrupción.
Ninguna política de Ficha Limpia podrá terminar con la corrupción, que es inherente al Estado capitalista y a los partidos que lo defienden. Es que los funcionarios que se enriquecen con corruptelas actúan en su gran mayoría como comisionistas de los empresarios que saquean el país con el pago de la deuda, la fuga de capitales y la exportación de las riquezas naturales. Los negociados turbios, desde los que hace la patria contratista hasta el narcotráfico, no son más que otros rubros en los que están metidos los sectores sociales que dominan los resortes de la economía y la agenda política, no solo mediante coimas sino con el control de la banca, los puertos, la industria, etc.
Que en su momento Odebrecht, la constructora brasilera implicada en uno de los casos de corrupción más grandes de América Latina, haya financiado las campañas electorales de Macri, Scioli, Massa y Stolbizer demuestra esa convivencia espuria entre capitalistas y sus representantes políticos. Roggio S.A., Pescarmona y Techint, otros grupos económicos envueltos en corruptelas, también han aportado a la campaña electoral de partidos patronales. Milei le devolvió el favor al magnate Paolo Rocca colocando a un hombre suyo al frente de la Secretaría de Trabajo.
Un fallo de la Cámara Electoral acaba de introducir nuevamente a Calcaterra, el primo de Mauricio Macri, en la causa Cuadernos. El empresario quiso zafar de las acusaciones diciendo que las coimas que habría pagado al kirchnerismo constituyeron meros aportes de campaña. Los negocios no saben de ideologías.
Los burgueses financian estos partidos porque gobiernan para ellos. El Partido Obrero, que es acusado por el gobierno y la Justicia adicta de malversar fondos del Estado, se financia en cambio con aportes de los propios trabajadores y haciendo campañas y actividades públicas para recolectar dinero. Es una de las grandes cuestiones que diferencian a los partidos que defienden a la clase obrera de los que defienden a los capitalistas explotadores.
Más en general, ni a los PRO ni a los libertarios les interesa terminar con la corruptela. Sus máximos exponentes están de alguna u otra manera manchados por ella. Macri fue procesado numerosas veces; llegó a acumular más de 200 causas judiciales (estafa y asociación ilícita, abuso de autoridad, enriquecimiento ilícito, amenazas y abandono de personas, etc.). Sobre Milei todavía no pesa ninguna denuncia grave pero su gabinete está compuesto por elementos corruptos, entre ellos Sandra Pettovello, Luis Caputo y Mariano Cúneo Libarona. La Ficha Limpia, entonces, es más bien una farsa; esto, porque buena parte del funcionariado capitalista (ministros, asesores, etc.) no se vota en el proceso electoral, sino que es designada a dedo por el presidente y su círculo íntimo una vez que llegan al poder. Con la medida implementada, políticos con la ficha sucia podrían llegar al poder de todos modos.
El peronismo fustigó contra el proyecto de LLA porque, de prosperar, la exvicepresidenta Cristina Kirchner no podría ser candidata. Dejando eso de lado no tendría ningún inconveniente en defender una iniciativa así para ocultar que es tributario y defensor de un régimen social, político y económico en el que la corrupción rige en toda la línea. Tanto el peronista sanjuanino Uñac como el massista salteño Sáenz implementaron la Ficha Limpia en sus provincias.
Por otro lado, una Ficha Limpia dura podría ser utilizada para prohibir candidaturas de trabajadores con causas penales por organizarse y luchar por sus derechos. Esto, en un contexto en que distintos gobiernos, con el de Milei a la cabeza, vienen reforzando las atribuciones represivas del aparato estatal con el fin de cercenar lo máximo posible las libertades democráticas. No por nada hoy existen dos presos políticos por salir a protestar contra la antiobrera y reaccionaria Ley Bases.
La única manera de terminar con la corrupción del régimen político es derribándolo y poniendo en pie uno nuevo en el que la clase dominante sea la clase trabajadora.