Políticas
10/10/2025
La provincia de Buenos Aires entre el derrumbe libertario y el refrito peronista
A dos semanas del 26, el Frente de Izquierda pide pista.

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Del affaire Espert al fracaso del operativo recambio.
Es claro que el factor más dinámico del proceso electoral bonaerense es la completa demolición política de La Libertad Avanza. Del affaire Espert -que lo obligó a renunciar a su candidatura, a la presidencia de la comisión de presupuesto y a pedir una licencia de la Cámara de Diputados- hemos pasado al fracaso del operativo recambio. El "Colo" Santilli no sólo no encabezará la lista libertaria, sino que empieza a ser salpicado también por sus vínculos con el estafador Cositorto. Al parecer, el gobierno tampoco lograría la reimpresión de las boletas bonaerenses, viéndose forzado a ir al comicio con el sello narco que representa la cara de José Luis Espert.
El patético show brindado por Milei en el Movistar Arena, con el objetivo de revertir el derrumbe político del oficialismo y reconectar con su base electoral, no ha servido de nada. Por el contrario, el show mostró la desconexión sideral del gobierno con la realidad, algo que fue señalado incluso por periodistas de TN y LN+ que supieron profesar un oficialismo abyecto hasta hace muy poco tiempo atrás. En Estados Unidos, donde se encuentra desde hace una semana el ministro Caputo negociando el segundo rescate a la Argentina, numerosos sectores del establishment también se mofaron del “rockstar” Milei.
Es evidente que el nuevo affaire que sacude a la camarilla libertaria representa un golpe ilevantable para el oficialismo. Porque luego de la cripto estafa y de las coimas de Karina, el gobierno ha quedado completamente expuesto por sus vínculos con el negocio narco. Que el abogado del presidente Milei sea Francisco Oneto, nada menos que el abogado de Fred Machado (y, apuntemos de pasada, también del estafador Cositorto), confirma que lo de Espert no es un accidente. Los vínculos estrechos con los narcos parten de la cabeza del poder político del país.
Estos escándalos hacen mella sobre una población golpeada y sacudida por el hundimiento económico, la recesión, los despidos masivos y el derrumbe de los salarios, las jubilaciones, la salud y la educación públicas. Es lo que explica que los escraches populares contra los actos oficiales se multipliquen y adquieran, cada vez más, un carácter espontáneo. Por eso es sintomático que el más beligerante de los libertarios, José Luis Espert, se haya transformado en un cadáver político. Por aquello de que “todo vuelve en la vida”, pudimos ver a quien se cansó de pedir “cárcel o bala” para los luchadores, lloriqueando y pidiendo clemencia en los estudios de Radio Mitre. Antes lo vimos escapar, en una moto policial, de un escrache popular en Lomas de Zamora. El “más guapo” de los liberales no sólo ha resultado ser socio de los narcos: se ha revelado también como un cobarde y un llorón.
El Espert de las últimas semanas es el espejo donde debe mirarse el conjunto del gobierno libertario.
Un “albertismo” sin Alberto
En este marco, el peronismo pretende presentarse como el “voto útil” para frenar y derrotar al gobierno en las generales del 26. Sin embargo, nadie más que el peronismo ha dado muestras de querer defender hasta el final la gobernabilidad de Milei. Para el peronismo, el Garrahan, la universidad, los salarios, los puestos de trabajo y los jubilados, y la defensa del país contra su transformación en una colonia yanqui, deben sacrificarse en el altar de la defensa de un calendario electoral (que Milei concluya su mandato en diciembre de 2027). Para Fuerza Patria, las reivindicaciones populares y la soberanía nacional, que se han revelado completamente incompatibles con el gobierno libertario, están por detrás de la “institucionalidad”.
A su vez, el peronismo pretende esconder sus responsabilidades directas en el ascenso de Milei -como resultado del gobierno catastrófico del Frente de Todos- y su colaboracionismo estrecho con los libertarios en los casi dos años que llevan en el gobierno. Es un buen momento para refrescar el voto unánime de Unión por la Patria en el Senado a favor del blanqueo de capitales impulsado por el oficialismo, que es el mecanismo clásico por el cual se lava el dinero sucio proveniente del narcotráfico. Pero el colaboracionismo del peronismo se extiende a los gobernadores, que han sido el brazo ejecutor del ajuste en cada provincia, incluida Buenos Aires, y a los burócratas sindicales, que en cada gremio han pactado con las patronales, sin resistencia alguna, la entrega de los salarios, los puestos de trabajo y las condiciones laborales.
En términos programáticos, los candidatos de Fuerza Patria se han transformado en los voceros de la devaluación del peso, lo que significa una nueva transferencia de ingresos desde los asalariados al capital. Aunque admiten que la deuda externa es impagable vuelven a insinuar el plato recalentado de la reestructuración de la deuda, algo que ya fracasó en numerosas ocasiones y terminó siendo el caldo de cultivo de las crisis posteriores.
Si a todo esto le sumamos que el personal político que integra las listas del peronismo es el mismo que integró el Frente de Todos, empezando por Jorge Taiana, y que aún perviven las divisiones internas, podemos decir que Fuerza Patria no es más que una suerte de nuevo “albertismo” sin Alberto.
A pelear con todo por el voto al FIT-U
A diferencia del peronismo, el Frente de Izquierda, tanto en el Congreso como en las calles, ha estado siempre del mismo lado: acompañando e impulsando los reclamos de los trabajadores y el pueblo. Los candidatos y lo partidos del FIT-U están presentes en las luchas contra los despidos en Ilva, en Bed Time, en Georgalos, contra el cierre de Morvillo e impulsando la lucha de la docencia bonaerense, que de la mano de la Multicolor acaba de parar la provincia contra los salarios de hambre de Kicillof y la política colaboracionista de Baradel. El Frente de Izquierda es, en definitiva, la única expresión política consecuente en la lucha contra el gobierno antiobrero y antinacional y la ofensiva de las patronales.
El Frente de Izquierda cuenta, a su vez, con el único programa capaz de dar una salida a la crisis nacional. En oposición al sometimiento del país, el FIT-U plantea romper con el FMI, repudiar la deuda, y nacionalizar el sistema bancario y el comercio exterior bajo control obrero. Una salida diseñada en función de los intereses nacionales y de las mayorías populares y no de un puñado de capitalistas.
La campaña electoral, en tanto confrontación de los programas políticos capitalistas con el programa obrero y socialista de la izquierda es una lucha de clases, que prepara a los trabajadores y al propio Partido Obrero para jugar un papel protagónico frente al recrudecimiento de la crisis y la inevitable intervención de las masas. En las dos semanas de campaña que restan, la militancia del Partido Obrero y el Frente de Izquierda va a multiplicar su agitación política, para conquistar y superar los 40 mil votos que faltan para superar el piso proscriptivo y lograr, de esa manera, que Nicolás Del Caño y Romina Del Plá ingresen al Congreso Nacional. En un parlamento que se ha transformado en un actor clave de la situación política, la presencia de la izquierda aparece como una cuestión fundamental.

