Editorial
Misiones, Jujuy y el cuadro político preelectoral

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Imágenes de las campañas del PO en Misiones y del PO-FITU en Jujuy
El cuadro en el cual se desarrollan las elecciones va confirmando una oportunidad política para el Frente de Izquierda-Unidad. Las elecciones de Jujuy, llevadas adelante en medio de la pandemia con el objetivo expreso de disminuir la cantidad de votantes para evitar que más listas alcanzaran el piso proscriptivo del 5% del padrón electoral, arrojaron para el FIT-U un tercer lugar, con el 7,5 por ciento de los votos. Aunque lejos del 16% de 2017, el resultado marca una recomposición importante respecto de 2019, duplicando la elección de hace dos años en las categorías legislativas. El resultado de Jujuy es el segundo buen resultado del año, luego del 3,7 por ciento en Misiones, en una elección dominada por la fraudulenta ley de lemas, en la cual el Partido Obrero logró salir segundo en municipios y superar el 10% en otros del norte de la provincia.
Estos resultados están muy lejos de ser un voto de “descarte” con los partidos del régimen. Porque aunque el descontento con los partidos patronales va en aumento de la mano de la crisis social y sanitaria, este descontento se desarrolla de múltiples formas. El ausentismo electoral viene siendo una de ellas, reflejando un escepticismo que tenemos el desafío de combatir. Para que el descontento con los partidos del régimen se transforme en el desarrollo político de una alternativa se necesitan una construcción, un programa, una referencia política y un método de movilización de los sectores más agraviados de la población.
#EleccionesJujuy • En mi intervención de hoy destaco la gran elección del @PartidoObrero y el @FdeIzquierda de #Jujuy, y denuncio el régimen fraudulento de Morales a quien comparamos con Insfrán.
Lee nuestro balance acá 👉 https://t.co/HWbweUU460 pic.twitter.com/mjvSQ9Heom
— Claudio Del Plá (@ClaudioDelPla) June 29, 2021
El Frente de Izquierda-Unidad
Todo esto coloca en debate el rol del FIT-U. Porque es claro que desde su fundación en 2011, la izquierda ha logrado colocarse como un canal de importantes alzas electorales. Primero, superando el límite proscriptivo del 1,5% en las Paso y luego encabezando procesos electorales importantes. El Frente de Izquierda, luego Frente de Izquierda-Unidad, destacó un abordaje de todo este proceso político sobre la base de una plataforma de independencia política y de lucha por un gobierno de los trabajadores. Se asentó en un acuerdo de rotación de bancadas que se basa, justamente, en ese programa, puesto que quienes rotan lo hacen en la confianza de una continuidad de desarrollo programático por parte del resto de las fuerzas del FIT-U.
Con estos métodos, el FIT-U ocupa con claridad el espacio de la izquierda en la Argentina, sobre la base de un programa de defensa de la independencia política de los trabajadores. La contrapartida la tenemos, justamente, clara, en los lugares donde esto no ocurre. Por ejemplo, en Santa Fe, parte del electorado de izquierda vota a Del Frade, que ahora concurre a elecciones en un frente con el exsenador del PS Rubén Giustiniani. Una expresión de centroizquierda adaptada al régimen a la que debemos superar con un programa de movilización y acción política. En el pasado, el MST apostó a desarrollar a la izquierda a la sombra de estas experiencias de centroizquierda, lo que lo llevó a ir con Luis Juez y Pino Solanas a elecciones. A nivel internacional, partidos que integran el FIT-U defienden esta política. O sea, que hay que valorar el avance que representa haber conquistado una referencia de la izquierda sobre la base de un programa de lucha por un gobierno de los trabajadores.
Quienes, como el MAS, hablan de “renovar” al Frente de Izquierda se han automarginado de esta batalla política, defendiendo durante años una posición divisionista y, no por casualidad, coqueteando con posiciones del nacionalismo. En el caso del grupo de Altamira, el llamado a impugnar el voto en Jujuy, los describe claramente. Cualquier experiencia que se proponga superar los límites del FIT-U debe partir del balance del impulso innegable que ha representado para la izquierda revolucionaria en la Argentina. Lo contrario es liquidacionismo.
Límites
Aunque a diez años de su fundación hemos logrado establecer una referencia de la izquierda que le permite canalizar alzas electorales y crisis políticas, es preciso caracterizar los límites del FIT-U. El 16% de los votos de Jujuy en 2017 no pudo sostenerse y se hundió en 2019, cuando debía pasar la prueba de ser una alternativa de poder. Lo mismo ocurrió, en su momento, en Salta luego del alza de 2013 o, por caso, en Mendoza. Para que un resultado electoral no sea episódico debe plasmarse en un desarrollo de organización y conciencia de clase entre los trabajadores y sus organizaciones.
Un desarrollo revolucionario, para ser tal, debe superar los límites de un alza puramente electoral. El anclaje en la vanguardia obrera y popular es fundamental para este impulso. Por eso, el Partido Obrero ha propuesto un congreso de debate y movilización política para la actual campaña electoral. Está claro que la posición de ir a las Paso contrastando posiciones al interior de la izquierda se opone a esta política, puesto que coloca el centro en una disputa interna y no en el desarrollo, en común, de una alternativa que pueda ganar a la vanguardia del movimiento obrero y popular, que hoy está luchando contra el ajuste de los Fernández, a una movilización en favor de la izquierda.
https://prensaobrera.com/politicas/4-000-firmas-por-una-lista-unitaria-y-un-congreso-del-fit-u/
El factor disruptivo: las luchas y el movimiento piquetero
Esta propuesta es todavía más adecuada porque la situación nacional se caracteriza por una evolución de luchas importantes. Estas luchas son el resultado de la política de ajuste de los Fernández, que continúa la de Macri y pone de relieve la responsabilidad en la catástrofe social de todos los que nos gobernaron en los últimos años, entre ellos, el nacionalismo. El derrumbe de expectativas en el nacionalismo no opera en el vacío. Su expresión nacional más importante, en el plano de la lucha de clase, es el desarrollo de las grandes movilizaciones piqueteras, que ganaron la escena política, colocando la lucha contra el hambre en el centro de la avenida 9 de Julio.
Pero estas movilizaciones también tienen una expresión en el movimiento obrero, ambiental, de la mujer o la juventud. Si la huelga de la salud de Neuquén conmovió a la provincia, hoy atravesamos un paro docente denunciando la explosión de una escuela. Contra los despidos que se producen a pesar de la prohibición trucha de Fernández, los trabajadores de EMA vienen protagonizando importantes acciones de lucha. En Bimbo se movilizan contra el cierre de la fábrica. En Chubut, Mendoza y Catamarca, las luchas ambientales colocaron al poder político contra las cuerdas.
Para superar sus límites, el Frente de Izquierda debe apoyarse en todos esos fenómenos progresivos de la lucha de clases. Ir a las Paso al interior del FIT-U atenta contra este objetivo, lejos de fortalecer un frente único, involucrando a esta vanguardia, con un planteamiento de movilización contra los partidos patronales se nos propone una disputa faccional al interior de la izquierda; rompiendo la unidad que necesitamos contra los responsables políticos de la catástrofe social que estamos padeciendo.
Disputar las barriadas más explotadas del país
La perspectiva de desarrollo político que abren estas confrontaciones de clases deberá ser puesta a prueba en la lucha política. Los diarios destacan el desarrollo del Polo Obrero en las barriadas populares, enfrentando al aparato de punteros del PJ y de los gobiernos provinciales. El antipiqueterismo de buena parte de la izquierda la condena a mirar de afuera el proceso popular que se desarrolla entre las capas más explotadas del país.
El movimiento piquetero refuta este punto de vista con su actividad, sus movilizaciones y su organización. Es una movilización y una maduración política de toda una vanguardia del movimiento piquetero la que va poniendo en su lugar estas afirmaciones. El enorme congreso del Plenario de Trabajadoras, con miles de luchadoras de todo el país discutiendo cómo llevar adelante los reclamos de la mujer, la participación masiva en el acto del Primero de Mayo del Frente de Izquierda-Unidad de parte del Polo Obrero, la intervención de miles de compañeros en la campaña electoral de Misiones para impulsar las candidaturas del Partido Obrero, van colocando antecedentes de lo que tiene que ser una gran movilización política de todo el Polo Obrero, en todo el país, para arrebatar barrios enteros de las garras políticas de los punteros y combatir la influencia del peronismo, para ganarlos a una salida revolucionaria frente al impasse de la Argentina del capital.
El frío
Para estos millones de compañeros y compañeras, que sufren día a día la falta de trabajo y la miseria que avanza, el frío está siendo un nuevo golpe. Nuestra campaña electoral arranca por organizar y denunciar esta catástrofe social: la Argentina petrolera de Vaca Muerta está condenando a sufrir el frío a los miles y miles que no tienen vivienda, que pueblan las calles de la Ciudad de Buenos Aires, los asentamientos de todas las grandes ciudades del país, quienes se calefaccionan con braseros, arriesgándose a los incendios o el envenenamiento con monóxido de carbono.
En el debate y la organización contra el hambre, por el trabajo genuino, un seguro al desocupado de 40.000 pesos, por el acceso a la tierra y la vivienda, por el salario igual a la canasta familiar y por el 82% móvil, será central en la campaña electoral. Para nosotros, esta campaña debe ser una gran confrontación entre esta agenda de la clase obrera, que está representada en el programa y la trayectoria del Frente de Izquierda-Unidad, y los partidos del capital, responsables de sumergir al país en la miseria.