Salud

18/7/2021

Río Negro: el brutal impacto del coronavirus

El vaciado sistema de salud, una de las razones.

Las terribles cifras que arrojan la administración de la pandemia en una provincia que tiene 700.000 habitantes debe explicarse (muchos medios no lo hacen) por diversos motivos. Por un lado se explica por el sistemático vaciamiento del sistema de salud, gobierno tras gobierno, la política aperturista del gobierno provincial, en acuerdo con el nacional y los municipios, la falta de vacunas y el ajuste.

Somos la tercera provincia con más muertos -2.784- por millón de habitantes, a la par de Buenos Aires, que tiene 17.500.000 millones de habitantes, es decir, 23 veces más grande, y superando a provincias con millones como Córdoba (1.473 por millón), Mendoza (1.762 por millón), y Santa Fe (1.963 por millón). Somos también el cuarto respecto de la tasa de letalidad con 0,28, cuando el promedio nacional es 0,22; el quinto respecto de las muertes con 2,40% cada 100.000 habitantes y el noveno con 116.628 contagios, un 15% por encima de la media nacional.

Uno de los principales motivos es el vaciado sistema de salud provincial, que se saturó. Esto se evidenció como nunca, en medio de la pandemia el vaciamiento y el desfinanciamiento que viene sufriendo gobierno tras gobierno. No solo los hospitales de áreas programadas como en Chichinales o Cinco Saltos se vieron saturados, sino también los hospitales de cabecera como en Bariloche, Cipolletti y Fiske Menuco. Esto se explica por la saturación de las camas de terapia intensiva con la llegada de la primera ola, y la segunda, y aunque el gobierno de Carreras dijera haber incrementado lo suficiente las unidades de UTI un año después fueron noticia nacional los y las pacientes esperando en pasillos de los hospitales.

Además, cabe mencionar el desmantelamiento de áreas que ha definido también el gobierno, como ocurrió con NEO en el hospital de Villa Regina. El cuadro de vaciamiento se completa con salarios de pobreza para los y las trabajadoras, que el gobierno, y las burocracias de ATE y UPCN mantienen planchados, con la falta de EPP (Elementos de Protección Personales), y el no sancionamiento de la ley de insalubridad para el sector.

El otro motivo, inseparable del primero, es la política aperturista del gobierno de Juntos Somos Río Negro, en acuerdo con el nacional y los municipios. En esta provincia no paró prácticamente ningún sector productivo desde el inicio de la pandemia, con contagios masivos en las chacras y empaques, incluso muertes. Los y las trabajadoras rurales, del empaque, de cámaras de frío, de comercios, de estaciones de servicio, del transporte y el puerto fueron declarados esenciales, generando ganancias inmensas, o por las exportaciones como en el caso de la patronal frutícola, principal actividad provincial, o por los subsidios estatales y la eliminación de retenciones e impuesto a todos los sectores por otro.

Las temporadas turísticas por otro lado se fueron promoviendo cada día más durante este año y medio de pandemia, como ocurre en este momento en Bariloche, lugar donde hace solo semanas el propio gobierno declaraba que no hay camas de terapia intensiva. Las presiones y la injerencia directa de la patronal turística en el Estado ha tenido ya graves consecuencias.

Por último la falta de vacunas en tiempo y forma, acompañando la política privatista de Alberto Fernández, sumado al ajuste, que se evidencia en que la provincia haya reducido el déficit fiscal y los gastos sociales en el primer año de pandemia; y los motivos arriba mencionados terminan por conformar un cuadro de situación que solo puede profundizarse en la dirección de estos gobiernos. Con las posibilidades de una tercera ola producto del invierno y las nuevas variantes, sumado a la falta de vacunas y la falta de segundas dosis, los y las trabajadoras debemos debatir una salida. La política de los sucesivos gobiernos es saqueadora, hambreadora y contraria a la defensa de la salud de la clase trabajadora.

Por eso desde el Partido Obrero en el Frente de Izquierda estamos proponiendo que se convoque ya a un gran Congreso del FITU, donde confluyan todas las luchas en curso, para dar salida a la crisis sanitaria y económica desde una perspectiva obrera y socialista.