Políticas
16/5/2025
Para los capitalistas “con el Rigi no alcanza”, y los dólares no vienen
¿Por qué el gobierno promercado no consigue inversiones?

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Cae el empleo en minería.
Tal vez una de las mayores muestras de la precariedad del gobierno es su fracaso en atraer inversiones de grandes capitales, que se suponía se iban a desvivir por venir a la Argentina. Ni las ventajas impositivas del Rigi, ni el ataque a los derechos laborales, ni su postración ante el imperialismo, ni los discursos anarcocapitalistas, parecen tentar a las multinacionales.
Esto vale incluso para la minería y Vaca Muerta, las ramas de exportación ligadas al saqueo de las riquezas naturales que tanto promociona Milei. Sacando el megaemprendimiento de cobre en San Juan, cuya puesta en marcha eventualmente demandará años, las ansiadas inversiones no llegan. Quien acaba de resumir el tema es nada menos que un directivo de la Barrick Gold, al sentenciar en un importante evento empresario que “con el Rigi no alcanza”.
Fue en el congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (Iaef), por donde también pasaron el presidente, sus ministros, y gobernadores de todos los colores. En un panel en que participó, Marcelo Álvarez, director ejecutivo de Barrick, dijo que "facilitar la inversión no es solamente una cuestión tributaria (…) hay un gran desafío en costos de capital y en infraestructura". Apuntó así contra la política de mantener el dólar “barato”, lo cual encarece los costos locales medidos en moneda dura, y al freno de obras clave para el sector como rutas, vías férreas y energía.
Los dichos reflejan el estado de ánimo de los pulpos mineros. En Salta, por caso, se suceden los conflictos obreros en las contratistas de los yacimientos litíferos, en un cuadro de despidos y ralentización o abandono de los proyectos. Eso a pesar de los incentivos del gobernador Gustavo Sáenz bajando la tasa por derechos de exploración; mientras su par de Mendoza, Alfredo Cornejo, intenta captar inversiones con menores regalías. No llega la lluvia de inversiones. Más aún, contra el verso prominero, sigue cayendo el empleo en esa rama.
En otro evento empresario el secretario de Energía y Minería, Daniel González, confesó que hasta ahora solo se aprobaron dos proyectos de inversión en el régimen del Rigi, y ambos son de la semiestatal YPF (un parque fotovoltaico en Mendoza y el Vaca Muerta Oleoducto Sur en Río Negro para exportar petróleo por Punta Colorada -asociada a PAE, Pluspetrol, Vista, Pampa Energía, Shell y Chevron). Estaría aprobándose ahora un tercero. Incluyendo los proyectos no aprobados la suma de inversiones rondaría los 15.000 millones de dólares a desembolsarse en varios años, una cuarta parte de lo que prometen los documentos oficiales.
Lo mismo vale para Vaca Muerta: el récord de fracturas registrado en abril obedece en un 42% a YPF, mientras que las compañías extranjeras se siguen desprendiendo de sus activos en la cuenca neuquina y no llegan ni al 5%. Incluso en el campo de las empresas de servicios Halliburton, que sigue liderando el ránking y ejecutó más de un tercio de las fracturas, ya anunció que también se va del país. Las rutas están en una situación deplorable, y la Uocra denuncia que más de 3.000 trabajadores de la construcción están desocupados en la región porque los proyectos vinculados a hidrocarburos y obras en yacimientos aún no se activan (LMN, 4/5).
Recordemos que se cayó también la construcción de una megaplanta de GNL tras el retiro de la malaya Petronas, al igual que se archivó por ahora el proyecto de Tecpetrol en la zona del puerto de Bahía Blanca. Por ahora el único emprendimiento de gas licuado que parece prosperar es el de PAE, asociada con la multinacional Golar que traería dos buques de licuefacción, y eso porque aprovecharía el Gasoducto San Martín de la Patagonia Sur que ya cuenta con capacidad de transporte excedente fuera del invierno.
Incluso si todos los proyectos que se evalúan para exportar gas se pusieran en marcha chocarían con un cuello de botella, ya que haría falta duplicar los niveles de inversión actuales (hacia una inyección anual de 15.000 millones de dólares -Página 12, 4/5).
Compartiendo panel con el directivo de la Barrick que citamos más arriba, estuvo el CEO de Newsan, una de las principales firmas de la industria tecnológica de Tierra del Fuego sacudida por el anuncio oficial que abarata la importación de dispositivos electrónicos. “Es muy difícil que podamos seguir produciendo celulares en la Argentina", sentenció, y definió muy claro hacia dónde apuntan su negocio: "Fabricamos o importamos según la economía argentina se abra o se cierre". Los platos rotos los van a pagar los laburantes.
Esto lo reconoció incluso Ana Vainman, la directora ejecutiva de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte), quien en una columna publicada en El Cronista (15/5) recordó “cuando en 2017 se bajaron aranceles de notebooks con el objetivo de que bajen los precios. Eso no ocurrió. Lo que sí ocurrió es que las notebooks dejaron de fabricarse en las plantas fueguinas, se perdieron los puestos de trabajo que estaban abocados a esa tarea”.
Fuera del cuadro crítico que se vive en la electrónica fueguina, donde los trabajadores sostienen una huelga por tiempo indeterminado y acampan en las principales fábricas, la recesión golpea a toda la industria manufacturera. Ahí labura uno de cada cinco asalariados registrados. El Indec acaba de difundir que en marzo la utilización de la capacidad instalada promedió un magro 54,4%. La continuidad de despidos y cierres de empresas está dando lugar a numerosos conflictos obreros en distintos puntos del país.
El organismo oficial de estadística también registra que, tomando el total del producto bruto nacional, 2024 cerró con un derrumbe de la inversión: la formación bruta de capital fijo cayó un 17,4%, comparando con niveles ya bajos. En las condiciones actuales ni siquiera alcanza para reponer el parque productivo. Estamos lisa y llanamente ante un desmantelamiento.
Lo que persiste es la fuga de capitales vía diversos mecanismos, al punto que el gobierno tuvo que volver a ajustar el cepo para contener los giros de las empresas al exterior. Incluso dentro de las ramas afectadas por la apertura comercial con apreciación cambiaria, las que no bajan la persiana reorientan sus negocios a la importación. En todos los casos, las consecuencias del parasitismo capitalista las pagamos los trabajadores.
La reforma laboral que tanto promueven no es ninguna salida a esta huelga de inversiones, sencillamente porque el llamado “costo laboral” viene cayendo en picada; si cae la productividad a pesar del menor costo de la mano de obra es por la desinversión empresaria. Así las cosas, una mayor rentabilidad por mayor explotación no redundaría en más, sino en menos empleos: volviendo al Indec, en 2024 se redujeron los puestos de trabajo asalariados mientras creció la cantidad de horas trabajadas. Esto refuta el argumento entreguista con que la burocracia sindical acepta la flexibilización de convenios y las paritarias a la baja, en nombre de preservar la fuente laboral.
En conclusión, la ofensiva antiobrera embloca a los capitalistas detrás de Milei, pero nadie invierte un mango. Contra esta clase social parasitaria y el gobierno que la comanda, organicemos una respuesta a la altura.


