MOVIMIENTO PIQUETERO

Polo Obrero: 20 años de lucha revolucionaria contra el hambre y por trabajo genuino

Fede Imas Ojo Obrero Fotografia

Este diciembre de 2020, el Polo Obrero cumple 20 años desde su fundación en ese mes del año 2000, en los salones de Fatpren. Es una oportunidad para poner de relieve el rol que ha cumplido la organización clasista de los desocupados a lo largo de dos décadas de rica historia.

De su fundación participaron delegaciones piqueteras de Tartagal, Mosconi y Neuquén, la cuna del movimiento, donde los exobreros petroleros protagonizaron verdaderas puebladas reclamando trabajo genuino ante los despidos masivos como consecuencia de la privatización de YPF.

El Congreso fundacional se hizo en unidad con sectores combativos del movimiento obrero como la CGT San Lorenzo de la época y selló desde el primer día la unidad de ocupados y desocupados. Tomó los métodos del clasismo en el movimiento, incorporando la impronta revolucionaria de los cortes de ruta que poco a poco fue adoptando todo el movimiento obrero en sus luchas. El entonces ministro Storani del gobierno de De la Rúa, caracterizó al congreso fundacional del Polo Obrero como un acto subversivo contra la democracia. Un año antes, mientras asumía la Alianza, las tropas policiales habían asesinado a dos piqueteros en el puente que une Resistencia y Corrientes.

El Polo Obrero fue impulsor de las primeras asambleas del movimiento piquetero en La Matanza, en la etapa previa a la rebelión popular del 2001, de la que fue protagonista, habiendo fundado días antes el Bloque Piquetero Nacional. Desde esa posición ganada en la arena de la lucha de clases fue el gran impulsor de las siete Asambleas Nacionales de Trabajadores, donde llevamos a la deliberación y organización común la unidad de piquetes y cacerolas con los delegados de las Asambleas Populares, nacidas al calor del “Argentinazo”, como llamamos a la gran pueblada que terminó con el gobierno de De la Rúa y Cavallo. Fueron parte también las fábricas ocupadas, algunas de las nacientes gestiones obreras y el clasismo sindical de la época. Esas ANT trazaban un rumbo de salida a la crisis desde el campo de los trabajadores.

Estos 20 años han sido de enormes luchas populares, y en todas ellas y en los procesos políticos que las rodearon, el Polo Obrero sostuvo una línea de independencia política de clase, al tiempo que asoció la organización del movimiento piquetero sobre bases clasistas a la construcción de un partido de los trabajadores, el Partido Obrero. Así fue en la rebelión que derivó en 4 presidentes sucesivos en apenas días hasta que un acuerdo de radicales, centroizquierdistas y peronistas ungió a Duhalde como presidente provisional. Ante un gobierno no electo, la consigna “Fuera Duhalde” presidió grandes jornadas del Polo Obrero antes y después de la lucha del Puente Pueyrredón.

El gobierno de Duhalde reorientó a los partidos del régimen capitalista en la reconstrucción de la autoridad perdida frente a las masas después del “que se vayan todos” y buscó reorganizar los negocios de las patronales que habían colapsado con el descalabro económico, centrado una vez más en la crisis con la deuda externa. La megadevaluación, como ocurriera tantas veces, fue la herramienta para descargar la crisis sobre las masas trabajadoras.

Duhalde también debía, por mandato de la burguesía, controlar el movimiento popular. Los consejos consultivos que integraron la CCC y la FTV de Luis D’Elia (CTA) fueron el pacto social de aquel momento, que el Polo Obrero y el Bloque Piquetero Nacional criticaron y combatieron rechazando esta integración al Estado mediante la lucha y la crítica política a esta nueva modalidad de regimentación para domesticar a la clase obrera.

La calle no dejó de ser una disputa entre las clases y allí el Polo Obrero junto al Bloque Piquetero Nacional; que integraban el Polo, la Cuba, el MTR, y el MTL, jugaron un enorme papel y fueron el sector más consecuente con el horizonte que planteó el surgimiento del Movimiento Piquetero unos años atrás. Para el Polo Obrero y el Partido Obrero, no había surgido un nuevo sujeto histórico, extraño a la clase obrera, sino que una parte de la clase, desocupada, se organizaba con los métodos más avanzados para luchar por trabajo o seguro al desocupado.

El reconocimiento mundial al movimiento piquetero argentino y el rol del Polo Obrero en él, llevaron a que un representante nuestro fuera invitado al Foro Social Mundial en París. Néstor Pitrola defendió allí la perspectiva revolucionaria del movimiento piquetero como parte del movimiento obrero en la lucha por un gobierno de los trabajadores.

Kosteki y Santillán, el kirchnerismo

La represión del Puente Pueyrredón en el 2002 por parte de un operativo conjunto de la Bonaerense, la Federal, la Gendarmería y la Prefectura, donde cayeron heroicamente Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, dejando además más de 30 heridos de balas de plomo, marcó un antes y un después en la lucha popular. La lucha masiva, resuelta en la Asamblea del Estadio Gatica y coordinada con otras organizaciones como el MTD Aníbal Verón, costó sangre, pero derrotó el intento de giro represivo de todo un gobierno y su gabinete de coalición peronista-radical, donde se había preparado el operativo represivo. El gobierno de Duhalde se batió en retirada, adelantó el llamado a elecciones y Duhalde terminó su carrera política.

Kirchner, electo por una minoría, siguió la línea de la burguesía de recomponer la autoridad del Estado capitalista. Para ello comprendió que había que cooptar y domesticar al movimiento piquetero y al movimiento popular en general, impulsó y logró la cooptación de la mayoría de los movimientos de DD.HH. y avanzó en la cooptación de una parte de MTD y Barrios de Pie y creó desde las oficinas del Estado el Movimiento Evita y otros como Kolina.

La lucha por la independencia política del movimiento piquetero, quedó entonces en manos del Bloque piquetero Nacional y del Polo Obrero.

El kirchnerismo intentó limarle el filo a la lucha piquetera a través de programas sociales, micro emprendimientos y planes sociales, que fueron el inicio de la llamada “economía popular”, que no es otra cosa que el trabajo precarizado, apoyado y alentado desde el Estado. La precarización y la tercerización laboral fueron la piedra angular de la recuperación de los negocios de la burguesía que Néstor Kirchner se propuso como objetivo desde el inicio de su mandato. Un tercio de la clase obrera quedó trabajando en negro, algo profundizado hasta el día de hoy. En el inicio de su mandato, en junio de 2003, una colosal movilización de 25000 piqueteros del Bloque Piquetero Nacional y el MIJD, le presentó un programa de nueve puntos, propuesto por el Polo Obrero, entregado en mano en la Casa Rosada. Reparto de las horas de trabajo reduciendo la jornada, plan de obras públicas con eje en las viviendas populares bajo control de los trabajadores, seguro al parado equivalente al salario mínimo, salario equivalente a la canasta familiar, etc. Jamás cumplió uno solo de esos puntos, tampoco el desprocesamiento de los miles de luchadores criminalizados que era uno de los reclamos. Esos puntos, en cambio, guiaron nuestra acción.

 

Precarización, tercerización y asistencialismo. La lucha de Mariano Ferreyra

Muchos años después Cristina Fernández lo definió como nadie, en ocasión del G20 en 2018: “convertimos a los piqueteros en organizaciones sociales”, les enrostró a los empresarios. ¡No a todos, señora!, contestamos nosotros. El Polo Obrero sostuvo su independencia y luchó por el programa del movimiento piquetero como el brazo clasista de los desocupados, partiendo de la caracterización de la crisis estructural del capitalismo y los límites del nacionalismo de contenido burgués y de colaboración de clases en resolver las demandas populares. Ese es el gran debate en la CGT, la CTA y todos los sindicatos, al igual que en el movimiento piquetero que surgió por el abandono de la burocracia sindical de los despedidos ante el estallido de la desocupación en la Argentina.

La crisis mundial capitalista del 2008 golpeó de nuevo la economía en todo el mundo y el gobierno K respondió nuevamente con beneficios para las patronales como los Repro, y por otro lado con programas sociales y asistencias casi de indigencia cómo fue la Asignación Universal por Hijo y los programas sociales Argentina Trabaja entre otros, mientras la presidenta Cristina Fernández lanzaba un nuevo ajuste que llamó “sintonía fina”. Así lo requería el rumbo adoptado, marcado por la escandalosa indemnización a Repsol o el pago no menos usurario de la deuda con el Club de París. El asistencialismo ha sido y es la otra cara de la moneda de la descarga de la crisis capitalista sobre las espaldas de los trabajadores.

La tercerización laboral defendida por el gobierno K y también por la burocracia sindical de un lado y la incondicional lucha por unir a ocupados y desocupados que tiene el Polo Obrero del otro, se conjugaron para provocar un crimen contra la clase obrera en Barracas el 20 de octubre del 2010. Allí una patota de la Unión Ferroviaria de Pedraza con el apoyo de las fuerzas policiales que comandaba Aníbal Fernández, atacó a balazos a una movilización de tercerizados apoyados por el Polo Obrero y el Partido Obrero más otras organizaciones, asesinando a nuestro compañero Mariano Ferreyra e hirieron de gravedad a nuestra querida Elsa Rodríguez, delegada del Polo Obrero. Mariano es símbolo de la unidad de clase y de la lucha obrera y socialista de la juventud. Elsa Rodríguez es símbolo de la lucha de la mujer trabajadora en la construcción del Polo Obrero. La lucha victoriosa por la cárcel a los asesinos, marcó otra página extraordinaria en estos 20 años del Polo Obrero junto al Partido Obrero.

El Polo Obrero ante Macri

El triunfo de Macri en 2015 significó un cambio de frente de la burguesía luego de 12 años de experiencia de las masas con los límites del nacionalismo burgués, es decir con el peronismo.

La derrota de Scioli no pudo ser evitada, en gran medida por ser el propio kirchnerismo el que llevara adelante el ajuste que las patronales y el imperialismo necesitaban. Macri propuso llevar adelante las reformas que reclamaba la burguesía: las reformas laboral, previsional e impositiva, la libertad del movimiento de capitales y el inicio de un nuevo ciclo abierto de endeudamiento. El kirchnerismo se adaptó a esa orientación de los capitalistas ofreciendo un candidato a la medida: Daniel Scioli. Pero ante la copia, ganó el original y se inició un gobierno de ofensiva directa contra los trabajadores.

El Polo Obrero basó su intervención en la lucha de clases tomado en su conjunto y no solo en las luchas reivindicativas de la etapa, sino también en los acontecimientos que sacudieron a la clase obrera. Desde el 14 y 18 de diciembre contra el robo a la movilidad jubilatoria hasta el acampe en 2018 -que rompió “el clima pos G20”, con el que como dijeron varios medios nacionales el gobierno se apoyó para augurar un diciembre en “paz”-, pasando por la enorme lucha de las mujeres, los paros y sus piquetes y la lucha popular en general; las ocupaciones de fábrica y huelgas como Siam, AGR o Interpack. Todo esto significó un enorme campo de delimitación política de la burocracia sindical, la Iglesia, el triunvirato Cayetano, el gobierno, el Estado y los partidos patronales; donde el frente único y la unidad de la clase obrera ocupada y desocupada no fueron solo consignas. Fue una escuela de lucha política y reivindicativa para miles de nuevos luchadores que han hecho una enorme experiencia en la lucha de clases. La autoridad de hoy ante el gobierno de Alberto Fernández que pacta con el FMI, la ganamos en la lucha contra el gobierno Macri.

El Polo Obrero luchó por una alternativa política previendo la orientación fondomonetarista que tendría el recambio peronista. Integrando las filas del Partido Obrero y el FITU, levantando la vara política de una lucha franca contra la ruinosa política patronal de decenas de años de fracasos.

Macri siguió al kirchnerismo en la cooptación de organizaciones sociales y hasta lo institucionalizó mediante un pacto de paz social con el naciente Triunvirato Piquetero o el llamado grupo de San Cayetano, pacto que a cambio de privilegios en la relación con el gobierno “liberal” le garantizaba al Macrismo “3 años de paz social”, según decía la letra firmada por el Evita, la CCC, Barrios de Pie, FOL y el FPDS.

EL Polo Obrero denunció este rumbo capitulador frente al gobierno derechista, anti obrero y pro imperialista y comenzó un reagrupamiento de frente único que impulsó fuertes planes de lucha contra Macri, con picos de altísima tensión política como los acampes y los planes de lucha piqueteros. Así nació el Frente de Lucha Piquetero.

El nuevo fracaso de la burguesía, ahora con una alianza de derecha se precipitó frente a un giro de la situación económica en el mundo, con la profundización de la guerra comercial y la cadena de devaluaciones, dejando en el aire las promesas de futuras inversiones que anunció Macri. El poco capital que atrajo vino, hizo su negocio especulativo y financiero y se retiró dejándonos la hipoteca enorme de una gigantesca deuda externa una vez más.

Abajo el pacto del gobierno con el FMI

Otra vez la burguesía necesitaba un piloto de tormentas y lo encontró en la alianza Fernández –Fernández + Massa.

El polo Obrero realizó su congreso en noviembre del 2019 en Punta Lara, luego de la victoria de esta alianza, pero antes de su asunción y la caracterizó y se preparó para enfrentarla. Compartimos las consignas del Partido Obrero “Fuera el régimen del FMI”, ayudando a comprender el recambio en marcha.

Dijimos -y así ocurrió- que el gobierno de Fernández venía a comprometer al conjunto de la economía de los recursos y de las riquezas nacionales al servicio del repago de una deuda ilegal e ilegítima que nos dejó en default. Que se colocaba al rescate de los grupos capitalistas en crisis y que lo llevaría adelante con la colaboración de la burocracia sindical y de las organizaciones sociales hoy plenamente integradas al Gobierno directamente con altos funcionarios. El pacto CGT-UIA-Gobierno ha sido expresión de esa política.

Y así lo hizo con el ajuste, con el esfuerzo y el sacrificio de trabajadores jubilados suspendiendo la movilidad durante todo 2020 para decretar aumentos a la baja y de generaciones enteras que no tienen ninguna perspectiva frente a una pobreza que roza el 50 % de la población; con un presupuesto y con una política sometida al Fondo Monetario Internacional.

En estos 20 años el Polo Obrero se mantuvo defendiendo la independencia política de los gobiernos capitalistas, lo que es tal vez nuestra mayor conquista, tanto durante el gobierno de Menem, de De la Rúa-Chacho Alvarez, Duhalde o de los Kirchner. Frente al macrismo fuimos una herramienta vital contra la política de ajuste y ante la asunción de un nuevo gobierno peronista, tempranamente caracterizamos que venía al rescate de los banqueros y los capitalistas y que iba a someter entonces a los trabajadores

La unidad de ocupados y desocupados fue y es, un sello distintivo del Polo Obrero, desde Zanón, Grissinópolis, Lavalan o Bruckman a las seis horas del subte donde fuimos los aliados del cuerpo de delegados clasista, o desde el Bauen al SUTNA y al Plenario Sindical Combativo. Lo que para algunos -incluidos sectores de la izquierda- es una excentricidad o una novedad, para el Polo Obrero y el Partido Obrero siempre fue la clave de la acción de lucha de los trabajadores en esta etapa de declinación capitalista: unir ocupados y desocupados frente al ataque del capital y de una desocupación y precarización en ascenso en todo el mundo producto de la crisis capitalista y hasta del cambio tecnológico, fue siempre la divisa que agitó el Polo obrero, desde las ANTs hasta el Frente de Lucha en la actualidad junto al PSC.

Por 20 años más de lucha hasta la victoria de los trabajadores

Unión de clase frente a la crisis capitalista mundial para impedir que los desocupados sean usados como mano de obra barata o ejército de reserva contra el salario o como un instrumento contra los convenios de los trabajadores ocupados y sindicalizados, por eso nos opusimos a la idea del trabajo precarizado mediante cooperativas o mediante lo que algunos llaman la “economía popular”. No hay una economía popular dentro del capitalismo, para ello es necesario una reorganización económica sobre otras bases sociales, bajo dirección de la clase obrera.

Entendimos y entendemos que no es institucionalizando las cooperativas o la llamada autogestión que se puede conseguir el trabajo genuino, para pasar a impulsar la unidad de ocupados y desocupados sobre la base de una consigna central; que es que frente a la desocupación los trabajadores reclamamos el reparto de las horas de trabajo y se lo reclamamos al Estado y a las patronales. Desde ese lugar defendemos las gestiones obreras como parte de una lucha transicional de conjunto. Nos orienta el planteo de que la crisis la paguen los capitalistas.

La necesidad de esa unión se expresa hoy en el apoyo a Gri Calviño, al frigorífico Penta o en La Nirva, en la lucha contra el gatillo fácil, en especial levantando el fuera Berni frente a la desaparición forzosa seguida de muerte de Facundo Castro y en la enorme lucha por la Tierra y la Vivienda; especialmente la de Guernica que durante cinco meses colocó el gran tema de la tierra y la vivienda en la agenda nacional, al tiempo que fue un símbolo de la ruptura de la contención y puso en evidencia el carácter represor del gobierno FF. Allí el Polo Obrero fue un pilar en el apoyo a esa lucha como lo hicimos en las ocupaciones y luchas por la vivienda en estos 20 años, en Córdoba, en el Chaco y en todo el país.

Para el Polo Obrero la unidad de ocupados y desocupados es también una escuela política para formar a una vanguardia obrera que estaba desocupada, en la comprensión de la necesidad de la lucha por un partido de los trabajadores.

El Polo Obrero fue una fuente de desarrollo del Partido Obrero muy importante y un factor de la lucha del clasismo contra las variantes de la burocracia sindical de la CGT y de la CTA.

El Polo Obrero, como lo marcamos en el acto internacionalista de la apertura de nuestro congreso en Punta Lara, se considera parte integral del proceso de rebeliones populares en América Latina en 2019 y que ha tenido continuidad este año hasta en los EE.UU., contra el racismo, la represión y la precarización laboral. ¡Vamos por 20 más! Hasta que un gobierno de los trabajadores barra toda explotación y opresión.