Salud

28/7/2021

Las luchas de los trabajadores de la salud recorren Argentina y el mundo

Informe especial.

Arriba: Argentina, Malasia. Abajo: Nueva Zelanda, EEUU

La mala gestión del coronavirus por parte de los gobiernos capitalistas ha llevado muchos sistemas de salud del mundo al colapso. El desfinanciamiento presupuestario, producto de las políticas de ajuste que siguieron a la crisis capitalista de 2008-2009, y la inconsecuencia en la aplicación de las medidas de aislamiento social, tuvieron ese resultado. Los trabajadores del sector, la primera línea frente al virus, denuncian en todo el mundo que al cabo de más de un año de pandemia se encuentran exhaustos; a la vez, padecen la falta de insumos, la precarización laboral y los bajos salarios. Frente a esta panorama, estallan por todas partes los conflictos. Haremos un pequeño repaso por la Argentina y el mundo.

En nuestro país, los trabajadores se vieron sometidos a la quita de licencias y vacaciones durante la primera ola de la pandemia. Luego éstas se fueron asignando a cuentagotas, y en algunos casos volvieron a suspenderse ante la segunda ola. Un caso ilustrativo del desgaste al que se encuentra sometido el personal sanitario es el de Salta, donde a los trabajadores que no tuvieron recesos por la pandemia se les acaba de asignar apenas cinco días de licencia, que pueden tomarse recién a partir de septiembre. A su vez, está condicionada a que se encuentre cubierta la asistencia hospitalaria y puede ser interrumpida “por razones de servicio” (Salta 12, 25/7).

Pese a la exposición al virus y a los ritmos agotadores de trabajo del personal, el gobierno de Alberto Fernández se limitó a asignar en abril un bono de $6.500, por apenas tres meses, que recién se empezó a pagar a comienzos de julio. Mientras tanto, los especuladores hacen fabulosas ganancias con títulos públicos y el ministro Martín Guzmán prepara un nuevo acuerdo con el FMI.

No es de extrañar, entonces, que los trabajadores se haya organizado. En la provincia de Neuquén se libró el conflicto más agudo y emblemático. Después de un año de extenuantes jornadas laborales para el sector salud como consecuencia de la pandemia, el gobierno de Omar Gutiérrez (MPN) acordó en marzo con las burocracias sindicales de UPCN y ATE un insultante aumento del 12% (elevado luego al 15%), pese a que durante 2020 no había habido recomposición salarial alguna y a que en 2021 la inflación proyectada es tres veces superior a esa última cifra. Los trabajadores emprendieron una histórica huelga autoconvocada que duró dos meses e incluyó numerosos piquetes, entre ellos a los accesos a los yacimientos de Vaca Muerta. Asimismo, hubo “caravanazos” en los que se expresó el apoyo popular a la lucha. Finalmente, el gobierno debió reabrir la paritaria y se logró un aumento al básico superior al 50% a pagar en 2021. Un gran triunfo. Tras la medida de fuerza, en modo revanchista, el gobierno procedió a la apertura de sumarios y descuentos contra muchos activistas.

En la vecina Río Negro, la traición de las burocracias sindicales condujo este año a la formación del sindicato Asspur. En los primeros días de julio, se llevó a cabo una jornada de volanteadas, caravanas, concentraciones y bocinazos por el reconocimiento del mismo, además de reclamarse un aumento salarial y una ley de insalubridad. En Mendoza, hay un proceso de autoconvocatorias y asambleas, que incluyeron cortes en las puertas de los hospitales, contra aumentos que están por debajo de la inflación. El 9 de julio, miles de trabajadores se movilizaron en la capital provincial. En Chubut, el jueves 29 habrá un paro en los hospitales por la apertura de paritarias.

En la ciudad de Buenos Aires, los trabajadores del Hospital Garrahan se encuentran en medio de un plan de paros y movilizaciones por un aumento del 50% y mejores condiciones laborales. Es el proceso de lucha más importante en muchísimos años en ese nosocomio, encabezado por la combativa Junta Interna de ATE. “La gran conquista del movimiento actual es la conciencia generalizada de que ‘la’ medida es el paro; se trata ahora de lograr su extensión a más compañeras y compañeros”, escribió en Prensa Obrera Alejandro Lipcovich, uno de los delegados. El Consejo de Administración del hospital, en el que hay tanto miembros del Frente de Todos como de Juntos para el Cambio, prepara descuentos y sanciones contra los huelguistas, a la vez que ha habido atentados contra compañeras de la comisión de insalubridad (por ejemplo, tajeo de neumáticos).

En tanto, la Asamblea de Residentes y Concurrentes -que tras una huelga histórica en 2019 logró que el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta tuviera que vetar una ley que legitimaba la brutal explotación de este sector- ha fijado un reclamo de aumento idéntico al del Garrahan, en el marco de una inflación imparable que licúa los salarios (se estima que la inflación de 2021 será justamente del 50%). También enfrenta el intento del gobierno porteño de eliminar 350 cupos en las concurrencias. El sector de enfermería sigue reclamando el pase a la carrera profesional, de la que es excluido por el gobierno porteño (esto motivó un profundo proceso de movilizaciones el año pasado). Hoy una enfermera gana $40.000 (por debajo de la canasta de pobreza, que el Indec ubica casi en los $67.000) y se ve forzada a tener hasta dos o tres trabajos, como explica en Prensa Obrera Erika Lub, del Hospital Gutiérrez.

Todas estas luchas tienen en la vereda de enfrente a las distintas alas de la burocracia sindical (UPCN, Sutecba, Médicos Municipales, ATE) que son cómplices de los gobiernos de la Ciudad y el gobierno nacional. La conducción burocrática de la Asociación de Médicos Municipales (AMM), uno de los sindicatos que agrupa a trabajadores del sector, se vio obligada a convocar un paro aislado el martes 13 para tratar de descomprimir el malestar en las bases.

En Córdoba, se abrió un proceso de asambleas en varios hospitales (de Niños, Misericordia, Tránsito Cáceres, y la Maternidad Provincial, entre otros) en reclamo de una recomposición salarial, ante la inminente reapertura de paritarias.

En el sector privado, el sindicato de la sanidad (Atsa) está realizando medidas de fuerza por un aumento del 45%. En abril, los residentes y concurrentes del Sanatorio Güemes de la Ciudad de Buenos Aires fueron al paro ante el colapso de los servicios. La conducción de Héctor Daer es un obstáculo en el desarrollo de la lucha.

América Latina

En otros países de la región también se están desenvolviendo conflictos. En Paraguay, uno de los focos del desastre sanitario, los trabajadores de la salud se movilizaron a principios de junio al Ministerio, ante la falta de insumos y deudas salariales de seis meses. Por su parte, trabajadores sanitarios que dependen de la Fundación Tesai (financiada por la hidroeléctrica Itaipú), y que prestan servicio para el Ministerio de Salud a los sectores más empobrecidos de Alto Paraná (departamento que tiene por capital a Ciudad del Este), superaron a comienzos de julio los 45 días de huelga en reclamo de una igualación de condiciones laborales, ya que no tienen estabilidad, aguinaldo y vacaciones (ABC Color, 1/7).

En Costa Rica, empleados de distintos centros de salud de San José pararon a mediados de julio contra el proyecto de Ley de Empleo Público, un ataque brutal a las negociaciones colectivas, dado que no permitirá a los sindicatos discutir cuestiones salariales. El personal de enfermería tico realizó una vigilia frente a la Asamblea Legislativa y entregó 3.500 firmas contra la norma (Semanario Universidad, 6/7).

En la antillana República Dominicana, el Colegio de Médicos emprendió en mayo un plan de paros en reclamo de un aumento en el pago de las consultas por parte de las Aseguradoras de Riesgos de la Salud (ARS). Y en la vecina Haití, en marzo, los trabajadores del hospital Bernard Mevs, uno de los más importantes del país, fueron al paro y lograron la liberación de su director, quien había sido secuestrado por una de las bandas armadas que pululan en el territorio.

Las burocracias sindicales han impedido el desarrollo de medidas de tipo nacional, pero se dan aguerridos conflictos parciales.

El resto del mundo

Estados Unidos vivió al comienzo de la pandemia importantes jornadas de lucha de médicos y enfermeras, que enfrentaron el negacionismo de Trump. Por estos días, hay una ola de conflictos parciales en diferentes lugares de trabajo.

En Mount Clemens, Michigan, las enfermeras evitaron el despido de 500 trabajadoras gracias a una amenaza de huelga, en tanto que en las próximas semanas deberán votar la propuesta de incremento salarial de los próximos tres años. Los trabajadores de este estado denuncian la falta de personal y la superexplotación, que propició jubilaciones anticipadas y abandonos de la profesión por el síndrome de burnout (Detroit Free Press, 24/7). En Los Angeles, California, 1.400 trabajadoras de dos hospitales dependientes de la Universidad del Sur de California fueron a un paro de 48 horas a mediados de mes también por la falta de personal (Daily Trojan, 19/7). En Chicago, 200 enfermeras del First Medical Center pararon el 26 en reclamo de más contrataciones e insumos. En el hospital St. Vicent, en Boston, Massachusetts, las enfermeras llevan más de cuatro meses de paro (empezaron el día internacional de la mujer) para limitar la cantidad de pacientes a cargo por trabajadora. Es la huelga más larga del sector en la última década. Se trata de una dura pulseada: la patronal ha contratado personal temporario e incluso permanente (Wbur news, 22/7). Todos estos son solo algunos de los conflictos en curso.

En la otra punta del mundo, Nueva Zelanda, 30 mil enfermeras realizaron una huelga de un mes y medio contra una propuesta de aumento salarial por debajo de la inflación, formulada por el gobierno laborista. Aunque fue levantada la semana pasada para seguir las negociaciones, podrían repetirse las medidas de fuerza. En Malasia, los médicos cesaron labores el 25 por el pase a planta permanente. Y en Myanmar, también en el Sudeste Asiático, los trabajadores de la salud juegan un rol protagónico dentro del movimiento de desobediencia civil que enfrenta a la dictadura. En Zimbawe, el gobierno impulsa una norma para limitar el derecho de huelga, ante los recurrentes paros en el sector por el pago de sueldos atrasados (Bloomberg, 26/7).

Todas estas lucha de los trabajadores en distintas partes del mundo muestran un camino para enfrentar el ajuste de los gobiernos capitalistas y defender el derecho a la salud de la población.

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