Estamos cerrando una semana álgida en el terreno de la lucha popular contra la ofensiva de Milei y las patronales. Para empezar, el lunes, el movimiento piquetero se lanzó a una jornada de cortes en los principales accesos del país, reclamando comida para los comedores comunitarios, cada vez más concurridos a medida que recrudece al pobreza. La única respuesta que hallaron del gobierno ante esta demanda tan elemental fue la represión.

En la madrugada de ese día había tenido lugar una protesta frente a Aeroparque, en rechazo a los 40 despidos de trabajadores de GPS, una empresa tercerizada de Aerolíneas Argentinas. El recorte se inscribe en los planes privatistas de Milei sobre la aerolínea de bandera.

Al día siguiente, en la ciudad de Neuquén, cinco mil docentes convocados por Aten Capital se movilizaron contra la decisión del gobernador Figueroa de cerrar la paritaria por decreto, quien pretendía de esa manera poner fin a la huelga del gremio. Lo anterior ilustra la importancia de que haya direcciones sindicales antiburocráticas en función de impulsar los reclamos de los trabajadores.

Por otro lado, continúa firme el acampe de los trabajadores de Télam tras el cierre de la agencia de noticias. El miércoles llevaron adelante una asamblea donde resolvieron medidas para continuar el plan de lucha por la reapertura de Télam y la restitución de los puestos de trabajo.

A su vez, crece la deliberación de los trabajadores al interior de las dependencias estatales, frente a la amenaza de una nueva oleada de despidos luego del 31 de marzo, fecha en la cual vencen los contratos en la Administración Pública Nacional. Se están llevando a cabo asambleas y autoconvocatorias en algunos lugares, como en el Servicio Meteorológico Nacional, y movilizaciones, como las convocadas por la Junta Interna del Instituto Geográfico Nacional y las Juntas Internas de la jefatura de Gabinete de ministros.

En Río Negro, los trabajadores de la salud fueron al paro de 72 horas frente a la oferta salarial miserable propuesta por el gobernador  Alberto Weretilneck. Tuvo carácter activo, con acampes y movilizaciones masivas.

También fue la semana en la cual una multitudinaria movilización de obreros metalúrgicos sacudió al distrito de Campana, en el marco del paro de 72 horas de la UOM por aumento salarial, desafiando a Paolo Rocca en su intento de imponer nuevas condiciones de explotación en la fábrica Tenaris del grupo Techint.

El papel entreguista de la burocracia sindical se vio claramente con la aprobación por parte del Suteba de la oferta salarial a la baja realizada por el gobierno bonaerense de Axel Kicillof. La Celeste de Baradel convalidó un aumento del 13,5% sobre el salario de diciembre 2023 sin que se compense la quita del Fondo de Incentivo Docente (Fonid), dejando el salario inicial del cargo testigo (preceptor) en $332.641 en abril y el de una maestra de grado en $399.082.

En la misma línea, la Celeste de Uepc, a través de maniobras e irregularidades, impuso en la Asamblea Departamental -por muy escaso margen- la aceptación de la oferta de pérdida salarial realizada por el gobierno de Martín Llaryora. Uepc capital, recientemente recuperado, continúa la lucha y prepara un festival por la educación.

La dirección de Satsaid -el gremio que nuclea a los trabajadores que realizan tareas técnicas en la televisión-, por su parte, también cerró una paritaria ruinosa a espaldas de las bases, que contempla un aumento 22% para enero, 41,5% para febrero y un 37,5% para marzo sobre el salario de junio 2023.

Ni qué decir de las conducciones de los sindicatos aeronáuticos APLA (Pilotos) y AAA (Aeronavegantes), que anunciaron el levantamiento del paro de 48 horas que habían convocado para Semana Santa a cambio de un aumento salarial del 21%. Esto, a pesar que desde que inició la paritaria en octubre hubo una inflación del 138%, mientras los aumentos salariales para el mismo periodo fueron solo del 50%.

En contraste, la dirección clasista del Sutna va a las elecciones de delegados del gremio a explicar que cada voto a la lista Negra es un mandato lucha por una nueva paritaria que supere la inflación (en las últimas dos logró romper el techo salarial, como resultado de la heroica huelga de 2022), contra los despidos y en defensa de las condiciones de trabajo.

El gobierno y los capitalistas vienen por todo, buscan reventar las condiciones laborales de los trabajadores y barrer con sus organizaciones. Como botón de muestra, la empresa de colectivos Dota está apostando a la atomización sindical haciendo campaña para que los choferes se desafilien de la UTA. Por eso, resulta fundamental poner en pie agrupaciones clasistas y dar pelea por recuperar los cuerpos de delegados, las comisiones internas y los sindicatos para ponerlos al servicio de la lucha de los trabajadores.

Vamos por una gran asamblea de trabajadores ocupados y desocupados y movimientos de lucha, en la perspectiva de organizar desde abajo la huelga general para derrotar el ajuste de Milei y las patronales. Reventemos la Plaza de Mayo este 24 de Marzo contra las políticas de hambre y pobreza de este gobierno.