Sociedad

30/6/2025

La Plata

Por la condena a Raúl Sidders, por terminar con la impunidad de los abusos eclesiásticos

¡Justicia por Daniela! Movilizamos al inicio del juicio el 10/7 a las 9:00 en los Tribunales de 8 56 y 57.

Un juicio arrancado con la lucha.

El juicio al cura abusador Raúl Sidders, que comienza el 10 de julio, es ya un triunfo de la lucha. La valentía de Daniela, la repercusión en la comunidad educativa del colegio San Vicente de Paul, el acompañamiento de agrupaciones de sobrevivientes de abusos eclesiásticos, la movilización de las organizaciones de mujeres y la diversidad sexual, lograron sentar en el banquillo de los acusados a otro sacerdote que tuvo la protección de la Iglesia Católica, con aprietes del Arzobispado de La Plata y la vista gorda de la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense. Con un gobierno nacional misógino y oscurantista, resalta aún más la importancia de movilizar para que sea condenado y se haga justicia.

Justicia por Daniela, que nos dejó el pasado septiembre, cuando tenía solo 32 años. "Lo que me hizo Sidders repercutió en mi salud", repetía, ya que debió afrontar la denuncia y el proceso judicial con internación domiciliaria, mientras se reponía de operaciones. Pero las afecciones a su salud física y mental no aplacaron su valentía y su voluntad de que lo que padeció de niña sea escuchado. Así fue que, hace casi cinco años, tuvo el valor de denunciar por abuso sexual agravado al capellán del colegio al que había asistido.

Cuando aún se reservaba su identidad para protegerla de las presiones clericales, bajo el seudónimo de Rocío, Daniela hizo público su testimonio. Primero rompió el silencio en una entrevista, en medio de la fuerte repercusión que tuvo la publicación de Prensa Obrera de las palabras de exalumnos y familiares contando lo que pasaba en el San Vicente de Paul de La Plata. Meses después tomó la palabra en una audiencia pública en la Cámara de Diputados de la Nación convocada por el Frente de Izquierda, donde narró lo que sufrió desde los 10 años hasta los 15.

Sidders se aprovechaba del momento a solas durante la confesión, donde hacía preguntas sobre su intimidad y la de su familia, y le decía que la iba a obligar a tener relaciones sexuales con otro alumno delante de él, porque "el mandato de dios es que la mujer debe complacer al hombre". Llegó a ejercer contacto sexual, haciéndole sentir su erección. "Yo a esa edad todavía no estaba sexualizada. Él me enseñó lo que es la masturbación, lo que es una felación". Además, siendo la autoridad espiritual del colegio, afirmaba en clase que los homosexuales iban a ir al infierno, que "las mujeres solo sirven para dormir, cagar y coger", y que son "yeguas, zorras y putas".

Daniela era consciente de los daños a su salud física y mental ocasionados por estos abusos. "Lo tapé durante años", pero "el silencio me fue comiendo por dentro". Como sucede en estos casos, contó que a los 12 años intentó suicidarse por primera vez, y comenzó a sufrir desmayos emocionales. Así, encaró esta batalla alegando que "hasta que Sidders no esté tras las rejas no voy a poder sanar". "Tuve miedo. Siempre pensé que estaba sola, pero hoy sé que me creen". Ahora, nos toca llevar hasta el final su lucha, para hacer justicia por ella, por su familia, por toda la comunidad educativa que lo padeció dos décadas en el San Vicente.

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¿Cómo es que ocurren estas aberraciones en instituciones educativas? Porque la impunidad es la regla. Sin ir más lejos, el Arzobispado de La Plata buscó amedrentar a Daniela haciendo pública su identidad. Ya antes, cuando desde Prensa Obrera publicamos los testimonios que destaparon las acciones de Sidders en el San Vicente y abrieron una ola de denuncias en redes sociales por parte de exalumnos, habíamos sido blanco de un intento de intimidación por el arzobispo Víctor "Tucho" Fernández, que envió una carta documento amenazando con acciones legales si seguíamos dando espacio al caso. Es la ciudad donde la Iglesia protegió y protege a abusadores como Eduardo Lorenzo, Héctor Jiménez, Rubén Marchioni, entre otros. Por haber sido mano derecha de Bergoglio, hoy "Tucho" Fernández ocupa un puesto en el Vaticano, y también allí una movilización lo recibió recordando que es un encubridor de abusos eclesiásticos.

La responsabilidad estatal no se limita a la impunidad judicial de la mayoría de los curas denunciados. Los gobiernos bonaerenses deben hacerse cargo de lo que sucede en las escuelas confesionales, a las cuales subsidia. La dirección de educación privada, Diegep, concede que las escuelas sean un coto cerrado de la Iglesia, que define contenidos y nombra ministros de culto a discreción. Cuando desde la banca del FIT en la Legislatura se presentó un pedido de informes a Educación sobre lo acontecido en el San Vicente de Paul, se negaron a contestar. Al año siguiente ocurrió un hecho de abuso en el colegio Santa Ana de Hernández por parte del cura Maximiliano Di Virgilio, y nuevamente se plegaron al encubrimiento de directivos y representantes legales. Es una política de Estado.

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Lo que quebró la trama de impunidad fue la organización de la comunidad educativa y la movilización de las organizaciones de mujeres y contra los abusos eclesiásticos. La propia denuncia de Daniela fue consecuencia de una campaña para recibir testimonios, luego de la repercusión de la primera publicación y la cantidad de recuerdos de exalumnos que invadieron las redes sociales. Ante el accionar del colegio, se pronunciaron más de 100 estudiantes, familiares y docentes de la institución reclamando que se investiguen los hechos denunciados; se organizó la campaña "Rocío yo sí te creo" y se recabaron nuevos testimonios. Ante cada instancia judicial hubo una concentración en las puertas de los Tribunales.

Solo esto pudo lograr la detención de quien había sido trasladado a la provincia de Misiones para oficiar de capellán del Escuadrón XIII de Gendarmería Nacional, una designación que revelaba la complicidad estatal. Ya antes de recalar en el San Vicente había sido capellán de esa fuerza en Neuquén, donde comunidades mapuche lo denunciaron por autoritarismo e invasión de tierras. La integración del clero con las fuerzas represivas es otra carta de protección de los abusadores, como vimos cuando el cura Lorenzo amenazaba a sus víctimas vía sus contactos en el Servicio Penitenciario Bonaerense; pero no le alcanzó.

Así llegamos al juicio que se realizará entre el 10 y el 12 de julio, al cual Sidders llega tras cuatro años y medio de prisión domiciliaria. Nuevamente, nos vamos a movilizar para conseguir que se lo condene, para reclamar justicia por Daniela y acompañar a su familia, para quebrar la impunidad reinante ante los abusos eclesiásticos. Con estas banderas, nos concentramos en los Tribunales de calle 8 entre 56 y 57 (La Plata) a las 9:00 del jueves 10, y luego el sábado 12 desde el mediodía para esperar el veredicto.

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