El martes por la mañana, el presidente Javier Milei dio un discurso en Plaza San Martín, en el marco del aniversario número 42 de Malvinas. Allí se ocupó, por un lado, de promover la tan mentada reconciliación con las Fuerzas Armadas, y, por el otro, de mostrar que está al frente de un gobierno supeditado a los designios de Estados Unidos, el país que se alineó con Reino Unido para derrotar a la Argentina en la guerra. No podía esperarse otra cosa de un fanático de Margaret Thatcher.

Detrás del planteo de ir hacia una reconciliación con las FF.AA. se esconde el intento de introducirlas en la represión interna para atacar a los trabajadores que se levanten contra el plan de guerra capitalista del elenco libertario. De alguna u otra forma, todas las fuerzas políticas que gobernaron el país desde la vuelta de la democracia quisieron avanzar en este sentido. La Thatcher también desarrolló una política represiva, por ejemplo contra los mineros que fueron a la huelga en el 84 contra un plan de despidos. Milei, que está impulsando una política de cesantías y de privatizaciones, debería poner las barbas en remojo. Es que, tarde o temprano, los obreros argentinos seguirán el camino de los obreros británicos, y pueden triunfar.

“De ser una tierra de bárbaros pasamos a ser una tierra de inmigrantes” dijo Milei en cadena nacional, al referirse al gobierno conservador de Julio Argentino Roca. Se trató de una reivindicación del genocidio roquista contra los pueblos originarios, el cual fue llevado adelante en el contexto de la Campaña del Desierto. Roca expulsó, utilizando al Ejército argentino, a miles de indígenas de sus tierras para entregárselas a grandes terratenientes capitalistas, muchos de los cuales eran ingleses. Presentar a Roca como un defensor de la soberanía nacional, como hizo Milei en su discurso, es un absurdo.

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Un gobierno que desenvuelve una política de entrega en toda la línea de las riquezas del país a las grandes potencias capitalistas carece de autoridad para hablar de los caídos en Malvinas o de soberanía. Este viernes 5 de abril, Milei partió hacia Ushuaia para reunirse con la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, quien está de visita por el país. Los yanquis buscan reforzar su injerencia política, militar y económica en la región; tienen la mira puesta en los recursos naturales de varios países de América Latina, como el litio argentino.

El gobierno libertario, asimismo, viene anunciar la creación de una base de Estados Unidos en la Patagonia, habilitó la instalación de militares norteamericanos en la Hidrovía del Paraná, autorizó la compra de aviones de guerra de origen estadounidense, y ha recibido con agrado al jefe de la CIA, William Burns. Se colocó del lado del imperialismo norteamericano en la disputa que este mantiene con China en todos los planos y a escala internacional.

La política proimperialista del gobierno es indisociable de su política de ataque contra los trabajadores más general, que cuenta con el aval de todos los partidos capitalistas. Es que el dinero que obtiene el Estado sobre la base de la implementación de tarifazos (gas, luz y agua), recortes presupuestarios, despidos y de un ataque histórico contra los jubilados se utiliza luego para pagar la deuda con el FMI y los acreedores internacionales. Una reforma laboral como la que quiere aplicar Milei en Argentina, que llevaría a que los trabajadores argentinos laboren como lo hacía un trabajador europeo en las fábricas del siglo XIX, beneficiaría no solo a la burguesía argentina sino también a la extranjera. Y las empresas norteamericanas tienen un peso fuerte en la economía argentina.

La lucha de los trabajadores

En este marco, se viene abriendo paso una intervención cada vez más creciente de los trabajadores contra la política reaccionaria de Milei. Hemos recopilado las distintas luchas que tuvieron lugar en la semana en este artículo. Los estatales fueron al paro y marcharon este viernes hacia el Ministerio de Economía para repudiar el plan libertario de despidos masivos.

El jueves hubo un paro nacional docente, convocado por Ctera, en el marco del aniversario del asesinato de Carlos Fuentealba; la docencia movilizó a la Plaza del Congreso y reclamó la restitución del Fonid, la convocatoria a una paritaria nacional, un aumento del presupuesto educativo y una actualización jubilatoria. Por otro lado, la docencia universitaria realizó un banderazo en defensa de la universidad y de la ciencia en la puerta de la Facultad de Medicina de la UBA.

Los trabajadores de la UOM fueron a un paro con movilización para reclamarle al magnate Paolo Rocca, que viene amasando fortunas, un aumento salarial. En Formosa, los choferes de colectivos urbanos movilizaron este miércoles en reclamo del pago de salarios, luego de haber ido al paro por 16 días.

La situación amerita una respuesta de conjunto de la clase trabajadora. Como dijo Gabriel Solano en su editorial, ahora es cuando. Por eso, el 1 de mayo, día internacional de la clase obrera, se realizará un encuentro de trabajadores ocupados, desocupados, asambleas populares y de la cultura, estudiantes y de todos los sectores en lucha, para impulsar el conjunto de las peleas que están protagonizando sectores de trabajadores en la perspectiva de ir hacia un plan de lucha nacional para derrotar al gobierno de Milei. Es lo que la burocracia sindical peronista de la CGT y las CTAs no quiere hacer porque defiende los intereses de la clase capitalista.

El Partido Obrero realizará asambleas abiertas el 6 y el 13 de abril, para impulsar la convocatoria del 1 de mayo. Los trabajadores podemos y debemos derrotar a Milei.

Buen domingo.

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