Políticas

27/6/2021

Del acuerdo con el Club de París a la profundización de la crisis

Panorama político de la semana.

Editor de Prensa Obrera

El principio de acuerdo del gobierno nacional con el Club de París, asegurando el pago de unos 430 millones de dólares -el 20% de los 2.400 millones adeudados- junto al compromiso de reestructurar el resto de la deuda en marzo del 2022, fue un “alivio” que se esfumó en pocos días: las acciones argentinas en Wall Street y el mercado local volvieron a precipitarse como resultado de la baja calificación asignada por el mercado financiero al país.

Esto también impactó en un nuevo despegue del dólar, que viene a poner en cuestión la pax cambiaria obtenida por el gobierno gracias al alza en los precios internacionales de la soja y las exportaciones de granos. El dólar blue cruzó el umbral de los $170 y se espera que avance un 10% en todo el mes de junio, lo que pone en cuestión el delicado esquema económico de y de precios, amenazando la performance oficial de cara a los próximos comicios.

Estos “desbarajustes”, propios de la orientación del gobierno camino al acuerdo con el FMI, están poniendo en crisis a la burocracia sindical que firmó acuerdos salariales de ajuste bajo la égida del tan mentado “acuerdo de precios y salarios”: un fiasco para encubrir el ajuste contra los trabajadores. La burocracia cegetista reclama, ahora, la reapertura de las paritarias, luego de sellar acuerdos a la baja del orden del 30-35% (primera tanda) y del 40-45% (segunda tanda).

En contraste con la actitud entreguista de la burocracia sindical, la clase trabajadora viene abriéndose paso en su intervención independiente, ante una situación social y económica y un ajuste que se vuelve insoportable. Esta es la expresión de la jornada nacional de lucha de la Unidad Piquetera, del pasado viernes 18, que esta semana logró sentar al ministro Daniel Arroyo para discutir las reivindicaciones urgentes de los trabajadores desocupados y precarizados. El movimiento piquetero cerró la semana homenajeando la lucha de los compañeros Kosteki y Santillán, como ocurre todos los años en el Puente Pueyrredón, cuyo legado se expresa en todas las luchas piqueteras contra el Estado capitalista.

Entre estos reclamos fundamentales se encuentra la cuestión alimentaria, con un gobierno que ha recortado la asistencia directa a comedores comunitarios y populares y cuya política alimentaria se centra en la Tarjeta Alimentar: un recurso que es golpeado mes a mes por la inflación y que no satisface las necesidades alimentarias de tres de cada cuatro chicos del país. Esto ha dado lugar, incluso, a que el oficialismo, por medio de Sergio Massa, promoviera programas “alternativos” que implican un desentendimiento del Estado en pos de políticas de caridad.

Es que los números no mienten. El gobierno salió a celebrar que el déficit fiscal primario del primer semestre del 2021 se ubicó en un 0,13% (por debajo de las estimaciones oficiales), lo que se ha logrado a base de un drástico recorte en el gasto público y en las prestaciones sociales (eliminación del IFE) y en el aumento de la recaudación fiscal: el camino trazado por el FMI para acercarse a una cuerdo.

La semana también ha dejado importantes postales de lucha contra el ajuste, con una concentración que compartieron trabajadores tercerizados de Edesur y trabajadores de Bimbo en el Obelisco, para dirigirse los primeros a la Secretaría de Energía y los segundos al Ministerio de Trabajo, ambos peleando contra los despidos y por la continuidad e sus fuentes de trabajo. El mismo día, jueves 24, los y las trabajadoras de la salud del Hospital Garrahan protagonizaron un contundente paro contra la paritaria de ajuste, que implica un “aumento” real de tan solo el 25%.

Lo del Garrahan no es menor ya que retrata la situación que padece el conjunto del sistema sanitario, público y privado, en medio de la aparición en la país de la nueva cepa Delta de Covid-19 y sin medidas de reforzamiento sanitario de ningún tipo. En este cuadro complejo, solo el 8% de los habitantes del país cuentan con las dos dosis de inmunización contra el Covid, lo que da cuenta de los altos y sostenidos números de mortalidad, día a día.

Las respuestas del gobierno no están a la altura de tamaña crisis, renovando medidas -con nuevas liberalizaciones- que dan rienda libre a los contagios. La responsabilidad vuelve a fijarse sobre la órbita individual, con la ampliación de horarios y actividades económicas habilitadas, y semáforos epidemiológicos bajo discreción de cada jurisdicción provincial.

Quienes sí contamos con una respuesta a los principales problemas del país, somos las corrientes de izquierda. Las fuerzas del FIT-U están presentes en la mayoría de las luchas y en algunas casos con una fuerte incidencia en los reclamos de de miles de trabajadores, como es el caso del movimiento piquetero. Esto abre la oportunidad de un desarrollo político del FIT-U entre los sectores golpeados y desencantados por la política de ajuste del gobierno y que no pueden encontrar ninguna respuesta en la derecha.

En estos términos, la insistencia de algunas fuerzas del FIT-U a ir a las Paso a competir entre distintas listas de la izquierda aparece como algo más que una desatino político, bloqueando la posibilidad de una campaña unitaria contra las fuerzas políticas patronales, que podría redundar en un ascendiente de la izquierda como alternativa política de los trabajadores en el país. En este camino, el Partido Obrero ya reunió 4.000 firmas por listas unitarias y un Congreso del Frente de Izquierda Unidad, para defender una intervención común de la izquierda revolucionaria y agrupar a los luchadores del movimiento obrero y popular en base a la deliberación de una programa de salida ante la crisis en la que se encuentra sumido el país.

Buen domingo.

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