Políticas

23/10/2022

La semana

Del peronismo dividido y “leal” al Fondo, a la lucha por una salida de los trabajadores

Panorama político de la semana.

Un 17 de octubre reflejo de un peronismo agotado como movimiento popular.

La semana comenzó marcada por la dispersión de actos peronistas para conmemorar el 17 de octubre. Reflejo no solo de la división del gobierno, sino a su vez del profundo agotamiento del peronismo en cuanto movimiento popular. En otra escala, pero también ilustrativo, vemos el reverso de este proceso en las conclusiones políticas que se debaten en el movimiento obrero al calor de importantes luchas, y en particular de la reciente conquista del Sutna. Repasemos.

Un presidente peronista que no tiene con quién pasar la fecha más emblemática de esa corriente política. Una conducción de la CGT que hace su propio acto en el reducido estadio de Obras Sanitarias, después de haber plantado a Alberto Fernández, pero no para llamar a los trabajadores a defenderse de los ataques del gobierno sino para reclamar lugares en las listas el año que viene. Una Plaza de Mayo sin llenar en la que Máximo Kirchner intentó diferenciarse de los que “traicionan a los trabajadores” para acto seguido insistir en pedir actualizaciones salariales vía sumas fijas contra las paritarias y reivindicar que en la pandemia los asalariados cedieron sus ingresos “como contribución a la patria”, una confesión poco usual que identifica que la patria peronista la conducen los capitalistas y presenta el ajuste como si fuese voluntario. El Movimiento Evita tuvo su movida en La Matanza, secundado por la CCC y Somos Barrios de Pie, para reclamar internas al PJ local y lanzar a su candidata para disputar el municipio. Curiosa escena nos dejó este Día de la Lealtad.

El denominador común evidente es la guerra de rapiña que desata la disgregación del oficialismo, cuando debe afrontar el año de las presidenciales bajo la vigilancia del Fondo Monetario Internacional. Pero si es justamente esa política de ajuste contra el pueblo la que está en la base de la crisis del peronismo, que se jactó históricamente de representar a los trabajadores, nadie llamó a combatir el plan de Massa para cumplir con las exigencias del FMI. De hecho, días después tendríamos “unanimidad” en el Frente de Todos para dar dictamen al Presupuesto 2023 cuyo carácter antipopular, en palabras de un diputado del PRO, “no se veía desde los de Macri”. Más todavía, tras la presencia (muda) de Pablo Moyano en el palco camporista, la flamante ministra de Trabajo salió a atacar el reclamo salarial de Camioneros y responsabilizó a los trabajadores por la inflación. Para colmo se anunció el esperado bono de “refuerzo alimentario”… con acceso restringido hasta para los indigentes, cuando la canasta alimentaria se separa cada vez más del salario mínimo y la jubilación mínima.

Si es por esto que “el peronismo está hecho mierda”, como se sinceró el burócrata gastronómico Luis Barrionuevo, también resulta que esta coincidencia con el programa de la oposición derechista azuza las divisiones en Juntos por el Cambio. La burguesía se topa con que el programa fondomonetarista será “doloroso” -como dice Kristalina Georgieva- no solo para la población trabajadora, y qué sectores capitalistas deben pagar las consecuencias es motivo de choques feroces. Es lo que expresa que el tole tole cambiemita tuviera como eje esta semana las diferencias acerca de la eliminación de los beneficios fiscales a las empresas de tecnología radicadas en Tierra del Fuego. Es que el rumbo del Fondo implica dinamitar ramas enteras de la economía nacional.

Tal vez haya sido pensando en eso que el reciente foro patronal del Coloquio de Idea tuvo como título “Ceder para crecer”, aunque de lo que no hay dudas es que apuntó a volver a la carga con la campaña por una reforma laboral para flexibilizar los convenios colectivos de trabajo y dirigió los cañones contra el ejemplo de la gran huelga del neumático.

Como sostiene Gabriel Solano en su editorial: “Si la cuestión de la lucha del Sutna recorrió al encuentro empresarial, estuvo ausente por completo en los actos convocados por el peronismo en todas sus variantes”. Un retrato lapidario. En contraste, el fin de semana y el propio 17 el Partido Obrero realizaba una serie de charlas junto a los dirigentes del gremio del neumático para debatir las conclusiones políticas que se desprenden de su heroica conquista. En ellas se expresó un balance de alcance estratégico para el movimiento obrero.

Alejandro Crespo lo ilustró al destacar que el “mayor honor como organización sindical” es que hoy se estén “peleando paritarias en todo el país nombrando al Sutna como ejemplo positivo”. Este consiste en organizarse con “los métodos del clasismo: las asambleas, las movilizaciones” gracias a los cuales “no no nos pudieron quebrar”, sostuvo Juan Anchaba del Sutna Merlo, y por eso “esta victoria abre un camino para nuevos compañeros que quieren hacer su experiencia, conquistar las comisiones internas, seccionales, sindicatos y por qué no recuperar para los trabajadores las centrales sindicales”, expresó Jorge Toledo, secretario ejecutivo de la seccional Llavallol.

El dirigente del Sutna San Fernando, José Meniño, reflexionó que la tenaz pelea que debieron librar contra empresas que están cosechando ganancias enormes reveló que “no existe la famosa teoría del derrame, ni la del ‘fifty-fifty’. Tenemos a funcionarios del gobierno parados del lado de los patrones”. A su lado compartía el panel Néstor Pitrola, quien lo retomó para apuntar que esta experiencia muestra que “la clase obrera no puede seguir siendo furgón de cola del capital nacional. Tenemos que ser la cabeza, esta es la idea estratégica del Partido Obrero. Es algo que muestra el agotamiento de la idea nacionalista de conciliación de clases”.

Con esa orientación el PO se prepara para colmar con luchadores la Plaza de Mayo y varias plazas del país, en función de postular una salida de los trabajadores contra la manga de políticos capitalistas que nos gobierna. Esos que de Milei a Cristina, pasando por Larreta y el sindicalismo kirchnerista de Baradel y Yasky, vienen de desfilar en procesión por la embajada yanqui; por no hablar de los reiterados viajes de Massa a Washington o la gira de gobernadores norteños por Estados Unidos que tuvo al camporista Wado de Pedro como armador. Hoy por hoy, todos están con Braden.

Si las efemérides tienen algún valor, el de este 17 de octubre fue dejar al desnudo el ocaso de aquello que empezara con esa extraordinaria movilización obrera de 1945, es decir el completo declive del peronismo como movimiento popular, lo que revela la total vigencia de la pelea por superar a este nacionalismo burgués entregado al ajuste y el imperialismo, y que los trabajadores abracen como referencia política las banderas del socialismo. El terreno de esta batalla es el de la lucha de clases: el de las masivas acciones de la Unidad Piquerera, hoy en guardia contra los ataques de la nueva ministra Tolosa Paz; el de la confluencia de los paros de la salud en CABA con los residentes y concurrentes y el Hospital Garrahan; el de las familias sin techo que soportan los desalojos, como el de Berni y Kicillof en el barrio La Resistencia de Merlo, mientras también reprimían a los municipales de Moreno que reclaman aumento salarial a la intendenta del Evita Mariel Fernández; es también el de les secundaries que se le plantan a Larreta y su ministra Soledad Acuña a pesar de la persecución.

La saga de actos del Partido Obrero tuvo un arranque formidable con 12.000 personas reunidas en Córdoba, y mientras se escriben estas líneas se montan tribunas en Mar del Plata, Neuquén, Río Negro y San Juan. Con este envión, encaramos la recta final hacia el 29 de octubre, cuando será la cita en la Plaza de Mayo.

Vale agregar que esta semana también hubo otro acto, de pretensiones menores en cuanto a convocatoria pero de una significación política muy grande: fue el realizado en Barracas el jueves 20, al cumplirse un nuevo aniversario del asesinato de Mariano Ferreyra a manos de la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria. Doce años después, con el peronismo en el gobierno llegamos al récord de trabajadores que sufren la precarización laboral contra la que luchaba nuestro compañero, según reconoce el propio Indec. Motivo de sobra para repudiar a quienes buscaron lavarse la cara y encubrirse por las responsabilidades políticas de este cirmen contra la clase obrera. Por nuestra parte, con orgullo podemos decir que seguimos librando la lucha obrera y socialista que encarnaba la militancia de Mariano, para llevarla a la victoria.

Buen domingo.

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