Universidad

6/10/2024

AMBA: el movimiento estudiantil se recompone enfrentando al gobierno de Milei

Caracterización del movimiento, tareas y desafíos para la izquierda revolucionaria.

Dirigente de la UJS

La UJS en Congreso el 2 de octubre

En apenas seis meses el movimiento estudiantil fue protagonista de dos movilizaciones masivas y centrales contra el gobierno del ultraderechista Javier Milei. Nos referimos a la primera marcha educativa nacional (23 de abril) y a la segunda movilización en defensa de la educación pública (2/10). Si bien en ambas confluyeron los distintos sectores que hacen a las comunidades educativas, con los docentes organizando paros, clases públicas y diversas acciones para visibilizar la dramática situación salarial que viven, e incluso se movilizaron importantes contingentes obreros con sus sindicatos, como así también movimientos piqueteros y sociales, el elemento novedoso fue la movilización estudiantil.

Si vamos más atrás en el tiempo, también vamos a encontrarnos con estudiantes que en el verano comenzaron a salir a luchar contra la ley Bases, contra el apagón cultural que generó un potente movimiento de trabajadores del arte (la mayoría de ellos jóvenes y estudiantes). El 8M, el día de la mujer trabajadora, también congregó centenares de pibas y pibes que salieron a la calle contra las políticas antiderechos del gobierno. Otro escenario que mostró la fuerza de la juventud fue el 24 de marzo, fecha emblemática en la lucha contra la represión de ayer y hoy, contra el negacionismo progenocidas y por la defensa de los derechos humanos.

Antecedentes

Nos importa resaltar la reaparición de los estudiantes en la escena de las luchas populares porque veníamos de unos cuantos años de “recesión” en la organización estudiantil. Los últimos antecedentes de movilizaciones estudiantiles se remontan al año 2018. En ese momento gobernaba el país Mauricio Macri que desde el vamos chocó con la juventud y el movimiento estudiantil. En el 2018 Macri intentó, por segunda vez en su mandato, darle un golpe duro a la universidad pública y profundizar el proceso de su degradación con el objetivo de avanzar en la privatización. El “presupuesto de aumento cero (0)” que el gobierno de Cambiemos trató de imponer generó una masiva reacción de estudiantes y docentes que ganaron las calles para rechazar esta ofensiva. El protagonismo del movimiento estudiantil fue fuerte. Se tomaron casi todas las facultades de la UBA impulsadas por la Fuba que en aquel momento presidía la UJS. Las tomas se expandieron a universidades de todo el país. Ese mismo año estalló de manera masiva el movimiento de mujeres por el aborto legal. En las universidades, terciarios y secundarios esta reivindicación hizo mella en cientos de miles de pibas que serían las protagonistas de las históricas jornadas de lucha que congregaron más de un millón de personas rodeando el Congreso. Pero en los secundarios la lucha fue más allá: se realizaron decenas de tomas de colegios que exigían la aplicación de la ESI laica, científica y respetuosa de las diversidades. El movimiento estudiantil fue un protagonista indiscutido dentro del potente movimiento de mujeres.

El contexto del país era de movilización en ascenso. A Principios del 2017 un acto de la CGT terminó en una crisis cuando activistas obreros avanzaron al escenario y le revolearon el atril a los burócratas sindicales que se encontraban colaborando a pleno con el ajuste macrista y negociando la reforma laboral. Ese mismo año terminaría con las jornadas del 14 y 18 de diciembre que fueron movilizaciones de masas contra la reforma previsional del macrismo.

Luego del ascenso de luchas que protagonizo el movimiento estudiantil durante el 2018, el peronismo logró imponer su estrategia electoral del “hay 2019” y subordinar la potencia de las movilizaciones al proceso electoral que terminaría con el triunfo de Alberto Fernández y CFK en primera vuelta.

El triunfo del peronismo generó expectativas muy altas en un sector importante de la juventud que, espantados del macrismo, creyeron ver en el peronismo una alternativa real para llevar adelante sus aspiraciones. Esa expectativa en poco tiempo se convirtió en desencanto, desilusión y frustración. En el medio la pandemia hizo estragos en todo el planeta. Desde el punto de vista político y social el Covid-19 significó un retroceso en toda la línea para el movimiento estudiantil que lejos de su lugar de encuentro (las casas de estudio) quedó reducido y completamente desorganizado. Las fechorías del gobierno peronista bajo el falso eslogan “El Estado que te cuida y te acompaña” suscitó en miles de pibes un odio, sumamente justo, contra ese Estado. Tres años después esa bronca sería capitalizada por el ultraderechista Milei mediante un discurso dirigido a la “casta” y al concepto de “Estado presente”. Muchos pibes, sobre todo los más jóvenes, votaron a Milei como un signo de reacción (por derecha) y castigo contra el gobierno peronista que lo único que hizo fue empobrecer a la población trabajadora y a la juventud. Los cuatro años de ajuste del último gobierno peronista contaron con la complicidad de los sindicatos y centros de estudiantes dirigidos por el peronismo que trabajaron para desorganizar y atomizar cualquier proceso de lucha contra el gobierno. Llegando incluso a bancar el desalojo y la represión contra las familias sin techo de Guernica.

Los estudiantes reaccionamos frente al “ajuste más grande de la humanidad”

El gobierno de Milei asumió ostentando un apoyo importante de la juventud. Pero la luna de miel duró menos de un suspiro. Ocurre que el ajuste del libertario contra la universidad pública no encuentra antecedentes históricos bajo la democracia. Con esto no embellecemos a los anteriores gobiernos, todos y cada uno de ellos ajustaron la universidad y la educación pública en general. Precarizaron a los docentes y no docentes e impulsaron la mercantilización y privatización de la universidad en consonancia con los planes del FMI, el Banco Mundial, etc, pero sí resaltamos que el peor ajuste de todos es el de Milei. Los datos no dan lugar a duda. Milei redujo las transferencias a las universidades en 32,1%. Un derrumbe total. Las transferencias en relación con el PBI se encuentran en el porcentaje más bajo de los últimos 30 años, como lo explica Diego Iglesias en su programa radial (“El veto de Milei” Mejor País del Mundo, 3/10). Estos números significan que, por ejemplo, un docente de cargo testigo perciba un salario básico de $317.000, es decir, de indigencia; que un trabajador no docente tenga un salario básico de $476.000, o que las reducidas becas progresar sean de $35.000 (!). El funcionamiento mínimo de la universidad, o sea, pagar la luz, el gas y el agua, estuvo en jaque a principio de año cuando el gobierno había congelado los gastos de funcionamiento en los mismos valores de febrero del 2023 pero con una inflación descomunal a cuestas.

Este cuadro de ajuste brutal sobre el sistema universitario se da en el marco de la masacre social que está haciendo este gobierno contra la población trabajadora y que golpea con mucha fuerza a la juventud. Un reciente articulo publicado en Prensa Obrera exhibe un dato clarificador de la situación: “el 45% de los dos millones de estudiantes universitarios son pobres”

23 de abril: un primer round contra Milei

La marcha federal educativa del 23 de abril fue una primera radiografía del proceso que se abrió en los lugares de estudio. Aquella movilización histórica tuvo como dirección a las autoridades universitarias, quienes obligadas por Milei a la confrontación política y aterradas por el tamaño brutal del ajuste del gobierno que incluso ponía (y pone) en cuestionamiento el funcionamiento cotidiano de la universidad, no tuvieron más remedio que apelar a la movilización de las comunidades educativas. La movilización universitaria abrió un proceso de deliberación y politización que excedió el plan inicial de los Yacobitti y cia. Como no ocurría desde hace casi 10 años las columnas estudiantiles sacudieron todo el país, centros de estudiantes burocráticos, que en su vida habían movilizado ni 10 personas, se encontraron de repente con columnas de 500 o 1.000 estudiantes marchando a plaza de mayo.

En la UBA el proceso fue sumamente dinámico. En facultades históricas como Psicología se abrió paso un proceso de organización combativa, que desbordó en un primer comienzo a la conducción radical del centro de estudiantes, impulsó una asamblea multitudinaria en la calle de Psico y votó una vigilia en la noche previa al 23 de abril. En Sociales la organización de los estudiantes logró imponerle a la conducción burocrática del centro peronista una asamblea general donde el activismo aprobó un plan de lucha. En Filo y Letras la lucha se radicalizó rápidamente, pese a la conducción del Cefyl (La Mella). El proceso de asambleas autoconvocadas y clases públicas penetró en los bastiones del radicalismo como en la facultad de Económicas. En los CBCs, abandonados por la Fuba radical, estudiantes y docentes (con la AGD a la cabeza) se organizaron e impulsaron un verdadero proceso de lucha en la mayoría de las sedes. Los centros de estudiantes de izquierda, Veterinaria y de Farmacia, organizaron desde el día 1 acciones de lucha junto a los docentes.

Los centros de estudiantes de Visuales y de Artes del Movimiento, ambos de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) jugaron un papel protagónico, no solo en la rebelión universitaria, gestando una movilización masiva de ambos centros, sino que también fueron un factor de organización en la lucha de los trabajadores del arte e incluso el centro de Artes del Movimiento fue una pieza clave en el proceso de fundación de la “Asociación Argentina de Trabajadores de la Danza” (AATDa)

Los Terciarios del Oeste de la Provincia de Buenos Aires organizaron una coordinadora desafiando a la Celeste que dirige la mayoría de los centros de estudiantes. Esta coordinadora jugó un papel central en organizar la lucha, movilizó una columna masiva el 23 de abril, organizó festivales en Morón, asambleas en los lugares de estudio entre otras tareas.

El centro de Estudiantes del Terciario 39 de Vicente López organizo ruidazos, semaforazos, cortes de calle y clases públicas, superando el boicot de la burocracia celeste de Suteba que responde a Kicillof.

En la UNGS frente a la parálisis escandalosa del centro de estudiantes y el sindicato docente, un grupo de activistas graduados de los cuales formamos parte, organizó la asamblea interclaustros que desde abril en adelante se convirtió en el factor de organización de la comunidad educativa, movilizando tres veces más que los sindicatos burocráticos y siendo el factor de organización de clases públicas con cortes de calle, ruidazos, vigilia y festivales. Cabe destacar el rol protagonista de la UJS en este proceso.

El 23 de abril que sacudió la conciencia de cientos de miles de estudiantes y docentes, y constituyó un paso adelante en el movimiento de lucha, encontró su límite en la confianza que los estudiantes depositaron en las autoridades. Los rectores, que representan los intereses de los partidos capitalistas tradicionales (UCR-Peronismo), no se propusieron nunca tirar abajo el conjunto del plan de Milei, sino negociar apenas un presupuesto de supervivencia que permita garantizar la estructura de funcionamiento mínimo de las universidades y poder profundizar ellos mismos un proceso de reestructuración capitalista de la educación superior, que tiene como eje el desmembramiento de lo público y el avance de la privatización. Pero ni siquiera pudieron obtener ese pequeño “triunfo”. El acuerdo que firmaron con Milei dejó en “pampa y la vía” el salario docente y no-docente, es decir al pilar del funcionamiento de las universidades, porque “sin docentes no hay universidades y sin salarios no hay docentes”. Sin embargo, las autoridades firmaron con Capital Humano, plancharon la lucha (con el aval de la burocracia sindical y estudiantil) y se dedicaron a la rosca parlamentaria. Un callejón sin salida para los intereses de estudiantes y trabajadores como lo corroboró el veto a los jubilados que salió gracias a la complicidad de una parte importante del radicalismo y una fracción del peronismo. El acuerdo entre los rectores y Milei fue completamente precario. Como caracterizamos en su momento, no tenia chances de cerrar de forma perdurable en el tiempo la crisis universitaria. El segundo round entre Milei y las universidades era cuestión de tiempo.

Elecciones de centros de estudiantes ¿todo sigue igual?

Aun con los limites antes expresados, el proceso de movilización y politización estudiantil elevó la vara de los debates en un sector del activismo. Las elecciones de distintos centros de estudiantes dan la pauta de una dinámica que antes no se observaba. La UJS intervino en ellas, en todas las facultades, planteando el frente único de las organizaciones de izquierda e independientes al Estado, con el objetivo de pelear por centros que profundicen la pelea universitaria y tomen la tarea de organizar la huelga general para derrotar a Milei.

En la UBA, el cuadro general muestra que las fuerzas políticas directamente ligadas al rectorado comandado por el radicalismo de Yacobitti sufrieron un retroceso, que, aunque no alcance para terminar con su hegemonía en la Fuba, sí sirve para corroborar un principio de desplazamiento estudiantil hacia sectores de oposición. El caso más resonante es el triunfo de La Cámpora en la Fadu contra el radicalismo de Nuevo Espacio, o del kirchnerismo en Sociales desplazando a la UES. Tampoco se nos puede escapar que La Cámpora obtuvo la minoría en Medicina, avanzando varios casilleros, allí también contra Nuevo Espacio. Otro dato importante es que las listas de los libertarios brillaron por su ausencia y donde existieron obtuvieron votos marginales. En el conurbano directamente no hay registro de su existencia mientras que en la Universidad de Bahía Blanca armaron lista poniendo de candidatos a asesinos y violadores lo que constituye un escándalo nacional y muestra la putrefacción del armado libertario.

La elección de la izquierda, a excepción de Veterinaria, Filosofía y Letras, y Farmacia, puso de manifiesto que las posiciones combativas y de independencia política no lograron abrirse paso más allá del activismo. Es decir, sufrimos un aislamiento momentáneo (subrayemos “momentáneo”). Vale la pena destacar la elección de la UJS en Veterinaria que por 24 años consecutivos defendió un CEV independiente y de lucha contra el aparato radical. En Farmacia, si bien fuimos derrotados por una lista común entre Nuevo Espacio y la JUP (peronismo alineado con el rectorado), el piso de votos alcanzando (28%) da la pauta de que el Antídoto (UJS e independientes) tiene un enorme terreno por delante para incidir en la facultad y dar la pelea por derrotar a la lista de las autoridades.

En Filo y Letras, la elección de la izquierda fue muy buena pero no alcanzó para derrotar al Kirchnerismo. El resultado amerita algunas conclusiones. “Filo” fue, sin dudas, la facultad más movilizada durante todo el primer semestre y gran parte de ese proceso tuvo que ver con la influencia política que tiene la izquierda dentro de la facultad. La Mella en el centro de Filo debe simular que es una dirección combativa para no perder terreno frente a la izquierda.  Sin embargo, las posiciones de independencia política y confrontación sin concesiones, en primer lugar, contra Milei, pero también contra las autoridades kirchneristas de la facultad que hacen el trabajo sucio de ajustar puertas adentro, fueron combatidas por un discurso de unidad reaccionaria que impulsó La Mella y que tiene como premisa fundamental ganar la conciencia de los estudiantes a la integración con el régimen universitario, o sea, al Estado.

En segundo lugar, la mayoría de la izquierda, sin lugar a duda, colaboró en obstruir el proceso de conclusiones de los estudiantes. Por empezar la izquierda no logró presentar una lista única reagrupando todas las expresiones de independencia política tras el objetivo de recuperar el Cefyl y desplazar a la burocracia peronista. El Nuevo Mas fue el gran responsable de la división de la izquierda, impulsando una campaña de difamaciones y violencia contra la izquierda nunca vista, con métodos completamente descompuestos, que sin duda alejan al activismo de una construcción común independiente con la izquierda. Pero a la política divisionista del Mas se sumó la política autorreferencial y electoralista del PTS, que obstaculizó en todo momento la integración del Mas a la lista de unidad de la izquierda por el simple motivo de privilegiar la autoconstrucción y la lucha faccional con la vista puesta en las elecciones legislativas del año que viene. La única corriente que batalló, en soledad, por la unidad de toda la izquierda fue la UJS. No lo hicimos “porque sí”, sino porque consideramos que en función de recuperar el Cefyl para que sea una herramienta de organización combativa que luche por la huelga general contra Milei, necesitábamos presentar una alternativa única de toda la izquierda. La política faccional de la izquierda, en el caso del Cefyl, es parte de una profunda adaptación al kirchnerismo. Ni el Más ni el PTS, en sus campañas electorales, pusieron el acento en la pelea por recuperar el Centro de estudiantes (en manos de La Mella) sino de “mejorarlo” por izquierda.

De conjunto, las elecciones de la UBA expresaron el carácter contradictorio del proceso de movilización universitaria abierto el 23 de abril. En el mismo conviven tendencias antagónicas (las camarillas universitarias que representan los rectores, por un lado, y la juventud trabajadora por el otro) que no lograron diferenciarse de manera nítida producto de que las tendencias combativas, de ruptura con el régimen, no pudieron desenvolverse, en esa fase, hasta el final. O, dicho de otra manera, las tendencias conciliadoras lograron imponerse. Desde ya, este proceso contradictorio que reflejaron las votaciones de la UBA no puede disociarse del cuadro político más general en el que las tendencias combativas y de independencia de clase se encuentran en un estadio de relativo aislamiento.

Algunos ejemplos en la provincia de Buenos Aires

La dinámica ascendente que está atravesando al movimiento estudiantil tiene expresión también en la provincia de Buenos Aires. En la Universidad de San Martin, por cuarto año consecutivo el Frente de Izquierda que encabeza La Caldera (agrupación de la UJS) logró ganar el centro de Ciencia y Tecnología (Cecyt). El triunfo de la izquierda por más de 10 puntos sobre la agrupación del rectorado peronista está muy relacionado a este proceso de lucha y al impulso de organizar los reclamos de las carreras desafiando el ajuste de las propias autoridades.

Otro ejemplo muy importante es la elección en el centro de estudiantes del terciario 82 de La Matanza. Allí la agrupación Tribuna Estudiantil de la UJS disputó mano a mano el centro con la Walsh, agrupación de la Celeste y del municipio. No logramos ganar el centro, únicamente por el fraude escandaloso que pergeñaron las autoridades y los Cipes (todos Celestes). Con fraude incluido “perdimos” por 10 votos. ¿Cuáles fueron las claves de la elección? La UJS logró establecer un cuadro de delimitación muy palpable entre una agrupación independiente que lucha contra el Estado y el centro de estudiantes integrado al peronismo municipal y provincial.

El movimiento universitario platense también viene creciendo en sus movilizaciones. Aunque aún minoritarios, vale la pena destacar procesos de asambleas autoconvocadas en facultades como Arquitectura, Artes y Psicología. Pese a los bloqueos que imponen los kirchneristas desde la conducción de la Fulp y los radicales desde una gran cantidad de centros,; la vanguardia del movimiento estudiantil da muestras de tener fuerzas para luchar.

El cambio de ánimo en el movimiento también se expresó en algunas elecciones de centros de estudiantes secundarios. A caballo de la rebelión educativa se pusieron en pie centros de estudiantes y agrupaciones combativas en varias escuelas. Fue el caso del centro de estudiantes de la Floreal Avellaneda (partido de Escobar) donde después de muchos años, los estudiantes fundaron el centro y triunfo la lista combativa con un planteo claro de independencia política y lucha contra el Estado en defensa de la educación. Recientemente pasaron las elecciones en dos centros muy importantes de Zona Sur.  En el Saavedra (Monte Grande) con el 51% de los votos se impuso la lista “23 de abril” por sobre otras dos listas organizadas por las autoridades. En la elección votaron casi mil estudiantes (votar no es obligatorio) mostrando la creciente politización de los secundarios. También en el sur del conurbano fueron las elecciones en el Nacional de Banfield (Enam), la agrupación “Mariano Ferreyra” hizo una gran elección contra la lista de La Cámpora bancada por el municipio de Lomas de Zamora. Aunque la “Mariano Ferreyra” no logró ganar el centro, sí dio un fuerte paso adelante en la estructuración de una vanguardia de estudiantes combativos dentro del secundario.

Los “brotes” de organización combativa de los estudiantes empiezan a verse en muchos lugares.

Lxs estudiantes le respondemos a Milei: se viene la toma de Filosofía y Letras
Balance y perspectivas de la etapa que se abre en Filo. –
prensaobrera.com

2 de octubre: segundo round

En este contexto llegamos a la movilización del 2 de octubre. Las autoridades buscaron dilatar lo más posible la convocatoria a movilizar, apostando a alguna tranza por arriba. Fue la urgencia de los docentes y nodocentes lo que puso en marcha esta nueva convocatoria. A la vez el movimiento fue madurando en sus consideraciones y es propenso a desconfiar más del Congreso (luego de ver el veto a los jubilados). La segunda marcha educativa nacional fue un éxito, el país nuevamente fue conmovido por la irrupción de más de un millón de personas en defensa de la universidad pública. El veto de Milei a la ley de financiamiento universitario, lejos de desmoralizar al movimiento de lucha, arrojó más leña al fuego. Hay predisposición a profundizar el plan de lucha hasta ganar.

Organicemos las tomas de todas las universidades del país

El miércoles 9 de octubre se va a tratar en el Congreso si el veto es aprobado o si diputados insiste con la ley. De la rosca parlamentaria no se puede esperar absolutamente nada. Tenemos que tomar decididamente la lucha en nuestras manos. El gobierno de Milei comenzó un proceso acelerado de desprestigio frente a la población argentina. No hay encuesta que no refleje una caída sustancial de su imagen positiva. La preocupación por la inflación no desaparece de la cabeza de las familias trabajadoras, y se suman el miedo al desempleo, la falta de trabajo, el no llegar a fin de mes, no poder alquilar, no poder pagar los impuestos e incluso no tener la plata para los medicamentos. El deslucido acto de Milei en Parque Lezama confirma esta tendencia a la caída. La multitudinaria movilización del 2 de octubre constituyó un nuevo golpe al régimen de Milei. Y se combinó con el hartazgo popular en ascenso.

Necesitamos estructurar un plan de lucha real y firme. Milei nos declaró la guerra. La respuesta debe ser contundente: los estudiantes tenemos que tomar las universidades en todo el país y movilizar con más fuerza al Congreso el próximo miércoles 9 de octubre. Una masiva asamblea del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras dio el primer paso votando la toma de la facultad el próximo lunes 7 de octubre. El Centro de Estudiantes del Joaquín V. González viene de impulsar una exitosa vigilia en la previa a la 2da marcha educativa nacional, lo mismo paso en la UNGS.

La universidad no está luchando sola. Hay peleas del movimiento obrero en distintos sindicatos: los trabajadores del Neumático con el Sutna a la cabeza pelean contra los despidos de las patronales. Los trabajadores de Aerolíneas luchan contra la privatización, los jubilados pelean contra las jubilaciones de indigencia que el gobierno les impone. Hay luchas estatales enormes como la que encabezan los trabajadores del Garrahan. El movimiento piquetero, asediado por la represión y causas judiciales truchas, está peleando por el derecho a que las familias obreras no se mueran de hambre en las barriadas.

Si la universidad gana, ganamos todos

Las movilizaciones universitarias ponen de manifiesto choques de fondo entre el programa de Milei, cuyo eje es descuartizar la universidad pública, y la voluntad mayoritaria de la población argentina de defender lo conquistado en décadas de luchas. No se trata de un conflicto meramente corporativo como el gobierno y sus lacayos pretenden imponer en la opinión pública, sino de un conflicto testigo para el conjunto del movimiento popular.

Una victoria del movimiento universitario constituiría un triunfo popular, pues su defensa es una causa de todo el movimiento obrero, como lo demostraron las enormes columnas sindicales el pasado 2 de octubre que corearon “universidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode” y una dura derrota del gobierno de Milei.

Desde la UJS vamos a poner toda nuestra energía militante para que la lucha del movimiento universitario triunfe y se convierta en la llave que abra un proceso de movilización popular de masas contra el gobierno antiobrero y reaccionario de Milei.

Noticias de ayer

En el 2001, el “Bulldog” López Murphy, ni bien asumió como ministro de Economía, decretó un ajuste draconiano contra las universidades públicas. El movimiento estudiantil, que venía de enfrentar en el año 1999 el ajuste de Menem, rápidamente se puso de pie, ocupó las universidades y en menos de dos semanas derrotó la ofensiva de López Murphy que luego de la derrota renunció como ministro. Duro apenas 15 días.

La rebelión universitaria en marzo de 2001 fue premonitoria de la rebelión popular que en diciembre de ese mismo año terminaría con el Gobierno de De la Rúa.

Veintitrés años después, rindámosle homenaje a lo mejor de nuestra historia de lucha.

Milei, un gobierno de la barbarie capitalista al desnudo
El 9, cuando se trate el veto en el Congreso, será ocasión de una nueva movilización masiva para quebrar al gobierno. –
prensaobrera.com