Políticas

5/8/2023

¿Qué izquierda necesitamos en las elecciones generales de octubre?

Lo que está en juego en las Paso del Frente de Izquierda.

Gabriel Solano con los reclamos de barrios populares de Lomas de Zamora

Las Paso del Frente de Izquierda encierran una enorme importancia para todo el votante y activista de izquierda, para la vanguardia obrera y juvenil y, más en general, para el conjunto de los trabajadores. Es que en ellas se define qué izquierda estará presente en las elecciones generales de octubre, para confrontar política y programáticamente contra los partidos y candidatos de los partidos patronales.

Hay que tener en cuenta que las fuerzas tradicionales, con sus diferencias y matices, coinciden en mantener a la Argentina bajo la tutela del FMI y en emprender un plan de guerra contra la clase trabajadora en beneficio del empresariado nacional y extranjero. Desde nuestro punto de vista, la mejor forma de confrontar con las fuerzas que vienen con más ajuste y ataques contra el pueblo es con una izquierda que esté dando pasos concretos en la implantación en las barriadas, en las fábricas, lugares de trabajo y sindicatos y que mantenga una clara independencia de las fuerzas patronales. Pues, como lo demuestra la experiencia de Jujuy, de lo que se trata es de reforzar con el voto a quienes vayan a defender todos los reclamos populares. Es decir, preparar la respuesta obrera y popular contra las ofensivas que las fuerzas capitalistas desplegarán contra las masas.

Hacemos una campaña con esa perspectiva como eje central, y es también el centro de las diferencias concretas que existen entre la lista que encabeza Gabriel Solano y la que encabeza Myriam Bregman, y que desarrollamos para que sea claro que las mismas responden a la necesidad de una izquierda que pelee junto a los trabajadores y el pueblo argentino en la lucha por el poder.

Un aspecto fundamental de la polémica entre ambas listas reside en la organización barrial. La organización en los barrios que impulsa el movimiento piquetero es sin lugar a dudas el dato político más importante y significativo de la evolución que se procesa al interior del movimiento de masas en el país. Que un amplísimo sector de la población trabajadora más empobrecida se organice con la izquierda obrera y socialista, en forma independiente del peronismo, es una condición sin la cual nunca podrá tener lugar una revolución socialista en la Argentina.

Contradiciendo la propaganda y la estigmatización lanzadas por la burguesía -que sus partidos políticos y los grandes medios de comunicación reproducen metódicamente- los beneficiarios de los planes sociales son, en su aplastante mayoría, trabajadores informales, changarines, etc. Pues nadie vive con 42 mil pesos. En un país donde el 50% de la fuerza laboral se encuentra en la informalidad y hundida en la pobreza, la organización de este sector ocupa un lugar estratégico. Es evidente que el PTS cede frente a las presiones del régimen cuando rechaza volcarse a la organización de este sector y, peor aún, cuando señala que no luchan en forma “voluntaria y consciente”. Reproduce, de esta manera, los prejuicios y estigmatizaciones que la burguesía lanza a la opinión pública con el objetivo de dividir entre sí a la clase trabajadora. Este rechazo y desprecio se encuentra altamente documentado.

Otro de los debates centrales reside en la posición de la izquierda frente al kirchnerismo. Es claro que la izquierda está en las antípodas de los programas y planteos de la derecha. Pero sin una delimitación nítida del actual gobierno -que integra a numerosos sectores provenientes de la izquierda y que sostiene un relato “nacional y popular” a pesar de ser un gobierno fondomonetarista- la izquierda terminará haciéndose cargo de un fracaso que no le es propio. La delimitación clara y nítida con el kirchnerismo aparece hoy como una cuestión central, ya que el crecimiento considerable de una ultraderecha es la reacción ante el fracaso estrepitoso del gobierno del Frente de Todos. Por eso representa un grave error que Bregman no denuncie la responsabilidad de Cristina Fernández estando a la cabeza del entramado de corrupción descarada que existió bajo su gobierno, sin dejar de denunciar la doble vara de la Justicia, que hace la vista gorda ante la corruptela del macrismo. El PTS también mostró su permeabilidad a las presiones del gobierno cuando levantó dos diputados para permitir que se votara un impuesto para la policía de seguridad aeroportuaria, en el Congreso Nacional.

En tercer lugar está la lucha por la recuperación de los sindicatos de manos de la burocracia. El carácter estratégico de esta pelea se percibe cuando se advierte que durante los últimos seis años los salarios vienen perdiendo contra la inflación -en gran medida por la inacción de la dirigencia sindical peronista ante los ajustes patronales. La principal conquista del sindicalismo combativo en las últimas décadas, el Sutna (sindicato de trabajadores del neumático), protagonizó en 2022 la huelga de obreros industriales más importante de las últimas décadas en la Argentina, logrando la mejor paritaria del país.

Es evidente que necesitamos en octubre una izquierda que apoye a la conducción clasista del Sutna. Pero el partido de Bregman y Del Caño no apoya a la lista Negra del neumático. Es decir, no apoya a la lista que recuperó el gremio, lo democratizó y lo puso al servicio de la lucha por los derechos de los trabajadores del neumático, dando un ejemplo extraordinario y marcando un rumbo a seguir para todo el movimiento obrero argentino. Peor aún, los militantes del PTS del gremio presentaron una lista divisionista. Esa misma política tuvo, en otros gremios, consecuencias gravosas. En el Astillero Río Santiago, por ejemplo, la gran fábrica estatal que gracias a la resistencia obrera no logró ser privatizada por el menemismo, el PTS desertó del frente antiburocrático que por apenas uno votos no logró desbancar a la burocracia kirchnerista de ATE. En definitiva, el divisionismo y el rechazo al frente único atenta contra la lucha por la expulsión de la burocracia sindical y la recuperación de los sindicatos por los sectores clasistas y combativos.

Existe un cuarto punto: necesitamos en octubre una izquierda que no sea solamente un armado de figuras electorales, sino que busque construir una fuerza organizada y enraizada en el pueblo. Ahora bien, el PTS largó sus candidaturas electorales hace más de un año. Dedicarse en forma casi excluyente a la promoción de candidaturas es una adaptación al sistema. Es que las conquistas electorales de la izquierda tienen pies de barro si no están acompañadas de una fuerte estructuración obrera y popular.

Esto incluso ha sido un aporte al desempeño del FIT-U en las elecciones provinciales. Superamos el piso proscriptivo en Santa Fe en una interna en la que se impuso por amplio margen la lista encabezada por nuestra compañera Carla Deiana, tras una campaña desde el riñón de los barrios populares que se organizan contra el accionar impune de los narcos. En Chubut venimos de consagrar por primera vez el ingreso a la Legislatura con Santiago Vasconcellos, procesado por su participación en la lucha docente y el Chubutazo. Solo de una unión de la izquierda con los trabajadores podrá surgir la fuerza social que podrá llevar a cabo las transformaciones por las cuales el FIT-U pelea. De lo contrario, la izquierda se dirimirá entre dos alternativas: perder el caudal electoral conquistado o adaptarse a las fuerzas del régimen sacrificando su programa y estrategia.

Por eso, en octubre necesitamos una izquierda que busque agrupar a las y los que luchan contra el ajuste, a los trabajadores, las mujeres y la juventud. El PO viene proponiendo, desde el 2021, la realización de un congreso del Frente de Izquierda. Se trata de una iniciativa importante, que busca abrir las instancias para que la vanguardia obrera y juvenil se integre a una discusión con la izquierda en torno al programa, la estrategia y la intervención en la lucha de clases. La realización de un congreso hubiera clarificado los acuerdos y las divergencias existentes entre los partidos del FIT-U y hubiera permitido impulsar un plan de acción común en todos los terrenos, incluido el electoral. Pero la sostenida negativa del PTS a realizarlo abortó esa posibilidad y confirmó su orientación electorera.

Un punto de acercamiento entre el PO y el MST fue el acuerdo en realizar un plenario de la izquierda y los luchadores, donde 20 mil militantes y activistas en numerosas comisiones votaron a mano alzada iniciativas políticas y las candidaturas de Solano, Ripoll, Pitrola, Del Plá, Bodart, Biasi, Meniño, entre otras. Fue un contraste de nota con las fuerzas patronales, donde lo que primó fue la “dedocracia”. En el plenario participaron distintas organizaciones sociales, de trabajadores y socioambientales que hoy están integrando las listas, fortaleciendo a la izquierda que se planta.

Hubiera sido muy útil para el electorado de la izquierda y los trabajadores que estas polémicas hubieran tenido lugar en un debate público entre Bregman y Solano. Pero el PTS también lo rechazó.

Es por todo esto que para el 13 de agosto llamamos a votar Gabriel Solano presidente – Vilma Ripoll vice. Que la izquierda que les duele a los dueños del poder esté en octubre.

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